domingo, 20 de septiembre de 2009

¡...Y Zapatero, sin dimitir!, por Gonzalo López-Alba

Vaya unas semanitas que llevamos de tensión mediático-política. Intensa, efervescente más bien. Parece que la "vendetta" pudiera haber llegado a "Guerra Total", a tenor del relato que realiza el diario Público, y que incluí en el post anterior a éste.

Después de los contínuos, interesados y persistentes actos de "fuego amigo", que tuvieron -a mi juicio- un clímax importantísmo con la publicación del artículo de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ayer sábado -día de celebración del Comité Federal del PSOE- en el ElPaís, -también reflejado en este blog-, el partido ha cerrado filas en torno al Presidente Rodríguez Zapatero. Es posible que algunos vayan a conseguir -al contrario de sus propósitos-, fortalecer el liderazgo de Zapatero, y la ansiada movilización-militante de un partido que necesita ejercitar el músculo, replantear algunas estrategias, y reestructurar sus cuadros orgánicos para afrontar con mejores expectativas los próximos retos electorales. Ojalá, también en la región de Murcia.

Al final, una vez más, Zapatero va a conseguir salir no sólo indemne sino también fortalecido de los intensos ataques del "fuego amigo", en oportuna consonancia con la siempre obstinada estrategia de la derecha ultramontana española. Eso espero.

Este es el artículo de Gonzalo López-Alba, en Público.es:

¡...Y Zapatero, sin dimitir!
Los intentos de azuzar un golpe palaciego en el PSOE topan con la realidad

GONZALO LÓPEZ-ALBA - 19/09/2009 - 23:00 -Público.es

El síntoma que mejor anticipa el llamado fuego amigo, práctica de riesgo que a veces acaba con la amputación de los pies del artillero, es la amnesia de fuente. Trátase de un trastorno de la memoria a causa del cual quien la sufre puede recordar cierta información, pero no sabe dónde, cuándo o cómo la obtuvo. Los últimos estudios revelan que ataca especialmente a quienes van con prisa.

Un acceso sobrevenido de esta dolencia debió sufrir el viernes Javier Gómez Navarro cuando, tomando como percha que algunos “periódicos y confidenciales” se han hecho eco de una supuesta ofensiva del sector del PSOE vinculado a Felipe González para promover la sustitución de José Luis Rodríguez Zapatero, utilizó en vano el nombre de Joaquín Almunia para reivindicar al comisario europeo como un potencial “fantástico presidente del Gobierno” .

El presidente de las Cámaras de Comercio, que vivió en el inhóspito sillón del Ministerio de Comercio y Turismo la épica de los tiempos en los que se incubó el legendario “¡...Y Felipe, sin dimitir!”, recuerda cierta información, pero parece haber olvidado dónde y cuándo la obtuvo al alentar ahora el “¡... Y Zapatero, sin dimitir!”, la versión remasterizada de la genial síntesis que Peridis hizo de todo un período político y una forma de entender la política por la derecha española.

El argumento que Gómez Navarro adujo para invocar el viaje en el tiempo de Almunia fue exactamente el que González esgrimió en 1997 para señalar al ahora comisario europeo como su sucesor al frente del PSOE y, un año más tarde, para justificar su elección en las primarias que, a pesar de toda la fuerza del felipismo, perdió frente a José Borrell. Gómez Navarro asesoró a Almunia en su campaña electoral de 2000, en la que el PSOE cosechó su peor resultado desde 1979. Lo bueno de la amnesia de fuente es que no es contagiosa por contacto físico. “Habrán visto por qué no le hacía caso durante la campaña...”, aclaró Almunia, con su socarrona franqueza.
Recordatorio y precedentes

Lo sustancial de la anecdótica extravagancia de Gómez Navarro es que pone sobre el tapete un recordatorio, varios precedentes y una evidencia. El recordatorio es que para ser presidente del Gobierno hay que ganar las elecciones. Los precedentes indican que sólo es cuestión de tiempo que la derecha se apropie del “¡... Y Zapatero, sin dimitir!”. Y la evidencia, verificada ayer empíricamente en el Comité Federal, es que, a día de hoy y en el horizonte previsible, pensar en la posibilidad de un golpe palaciego en el PSOE para cambiar a Zapatero por otro líder es una hipótesis carente de todo fundamento, que sólo puede achacarse a algún tipo de ofuscación.
La robustez del liderazgo de Zapatero, como la de todo político, se asienta en los triunfos electorales y, si una preocupación con nombres y apellidos existe en el PSOE, es la posibilidad de que el presidente decida no optar a un nuevo mandato en 2012. Sencillamente porque, según convicción generalizada, “no hay alternativa”.

“Si perdemos las próximas elecciones, entonces si que vamos a tener una auténtica crisis en el partidc”, señala un dirigente nada complaciente con el hiperliderazgo presidencialista de Zapatero. No se dan las circunstancias para un golpe palaciego. Pero tampoco son las prácticas del PSOE, donde para cambiar a un líder haría falta un congreso y, seguramente, un proceso de elecciones primarias.

“Líbreme Dios del día de las alabanzas”, debió pensar Almunia, que no guarda precisamente buen recuerdo de aquel proceso, mientras escuchaba a Gómez Navarro. El político que con su dimisión –sí, dimisión e irrevocable tras su derrota electoral– provocó la catarsis que alumbró la era de Zapatero, repetirá como responsable de Economía en la próxima Comisión Europea –además de por su propia competencia– gracias a otra denostada “improvisación” de Zapatero: dar al conservador Durão Barroso, portugués por más señas, el mismo apoyo que el resto de los jefes de Gobierno de la Unión Europea.

Almunia tendrá una cartera reforzada porque si hasta ahora esta Comisaría era básicamente un gran servicio de estudios, hay unanimidad en la necesidad de reforzar la coordinación de las políticas fiscales y financieras, lo que dará lugar si no a competencias ejecutivas, al menos sí a funciones de mayor eficacia práctica.

Soledad de geometría variable

El diagnóstico de la amnesia resulta mucho más complicado cuando se trata del síndrome de desconfianza en la memoria, término acuñado por el psicólogo Gisli Gudjonsson para describir el trastorno de quienes son incapaces de confiar en su propia memoria.

Es la dolencia que parece aquejar a quienes durante esta semana han seguido empeñándose en dar alas a la supuesta soledad de José Luis Rodríguez Zapatero. Precisamente esta semana, en la que el PSOE ha vuelto a ensayar con éxito la geometría variable para ganar tres votaciones sobre otros tantos asuntos importantes: la ayuda de 420 euros a los parados sin prestaciones, la entrada en vigor de la TDT de pago y el rechazo a las enmiendas de totalidad a la reforma de la ley de Extranjería.
Conviene recordar que contra la primera sólo votó Rosa Díez, que la segunda tuvo el apoyo de CiU, ERC y Coalición Canaria, y que la tercera contó con el respaldo de CiU, BNG y Coalición Canaria. Tres votaciones, tres ensayos a varias bandas y un sólo dictamen verdadero, el del Consejo de Estado que avala la constitucionalidad de la reforma de la ley del aborto.

Faltan dos años y medio para las próximas elecciones generales. ¡... Y Zapatero, sin dimitir!” .

PRISA, PSOE, ZAPATERO: Una historia del "desencuentro", y de la actual "vendetta"

Interesante artículo, desde la visión no neutral del diario Público, sobre la genealogía del desencuentro y "vendetta" del Grupo Prisa hacia el gobierno socialista presidido por José Luís Rodríguez Zapatero, que tiene como principal causa la aprobación del Real Decreto Ley sobre la TDT de pago en este país. Esta coyuntura podría tener un final dramático de consolidarse una alianza estratégica con los intereses de la derecha. Espero y deseo, que los intereses económicos de los millones de clientes progresistas del Grupo Prisa impidan finalmente lo que sería la debacle mediática de la voz más importante del progresismo en las tres décadas de la democracia española.

En cualquier caso, luz y taquígrafos sobre la historia política y mediática reciente de nuestro país, y sobre todo, aunque algunos desean ver lo contrario, de la determinación, de la tenacidad y del ejercicio arriesgado del liderazgo del Presidente Zapatero. Frente a la indeterminación y siempre gris actuación de un ¿líder? de la derecha, Mariano Rajoy, Zapatero no teme meterse en determinados "charcos" que dan vértigo y ponen los pelos como escárpias. Nadie, salvo los genoveses, pueden ver un liderazgo débil en la forma de ejercer el poder de Zapatero. Más bien arriesgado para los propios intereses del Partido Socialista, en pro de una independencia absoluta de Moncloa frente a los intereses mediáticos. Aunque se trate del Grupo Prisa.
El siguiente y extenso artículo, publicado en Público, no tiene desperdicio. Que aproveche.


El Grupo Prisa 'bombardea' La Moncloa
La aprobación de la TDT de pago dinamita tres décadas de complicidad entre el grupo de comunicación y los socialistas

PÚBLICO - Madrid - 19/09/2009 23:30

El 22 de marzo de 2007, Jesús de Polanco, entonces presidente de Prisa, advirtió en una junta de accionistas de que el PP le daba "mucho miedo" e incluso puso en duda sus credenciales democráticas. Apenas medio año después, el 22 de septiembre, el diario El País, buque insignia de Prisa, cambió el foco del "miedo": "Un grupo de amigos de Zapatero encona el conflicto del fútbol", tituló en una pieza-advertencia a las puertas de las elecciones generales que generó gran revuelo entre políticos y periodistas.

El presidente del Gobierno era el mismo en marzo y en septiembre. Y el líder del PP, también. Pero en esos seis meses de 2007 cambiaron muchas cosas: Jesús de Polanco había muerto y su consejero delegado, Juan Luis Cebrián, se hizo con el mando de Prisa. Y el inminente nacimiento de Público, que se sumaba a la puesta en marcha de La Sexta y al control por parte de Mediapro de los derechos del fútbol, confirmaban la pujanza de un nuevo grupo que ponía fin al monopolio de Prisa como oferta progresista, indiscutido durante 30 años.

La larga luna de miel de El País con el PSOE, que hundía sus raíces en la Transición y que le valió entre sus competidores la etiqueta de "diario gubernamental" durante los gobiernos de Felipe González, amenazaba ya entonces con saltar por los aires.

Y ha estallado esta semana con la intensidad de un tsunami, coincidiendo con la votación parlamentaria del jueves que aprobó el decreto-ley que autoriza la TDT de pago. Por esta vía emite Gol TV (cuyos promotores son accionistas de Público), que competirá con Digital +, la plataforma que Prisa ha puesto en venta para tratar de reducir su deuda financiera.

La llegada del tsunami lo anunció el propio Cebrián en agosto en El País, tras el visto bueno del Gobierno al decreto-ley, en un artículo en el que exigía la movilización de "todo demócrata que se precie de serlo" en contra del "autoritarismo" de Zapatero. Y las olas arrancaron con el suplemento Negocios del 6 de septiembre, cuya virulencia contra el Gobierno dejó atónito incluso a The New York Times, el diario que El País siempre ha tenido como espejo, que dedicó a la "extraña ruptura" un artículo que relacionaba el cisma con la TDT de pago.

"En la pendiente"

Desde entonces, El País se ha destacado a diario en contra de Zapatero. La víspera de la votación, el editorial, titulado "En la pendiente" y de gran dureza contra el Gobierno, arrancó excepcionalmente en portada y se completó al día siguiente con una segunda parte de tono menor.

"Nunca habíamos imaginado una campaña tan salvaje de El País, que mucha de nuestra gente tenía como su periódico", explica un veterano dirigente que ha ocupado cargos de responsabilidad en el partido y el Gobierno. Y añade: "Todo el mundo se da cuenta de que el motivo es la TDT".

La sintonía entre Prisa y el PSOE data de la Transición, cuando el PSOE emergió como referente de la izquierda y El País se convirtió en líder. Y se consolidó en 1983, cuando Polanco logró aplastar los motines conservadores de accionistas arremolinados en torno al notario Antonio García Trevijano.

La fraternidad fue temprana, como señalan María Cruz Seoane y Susana Sueiro en Una historia de El País y del grupo Prisa (Plaza & Janés, 2004), asumida por el grupo como relato oficial: "Las simpatías por el PSOE, que tanto iban a dar que hablar en el futuro, se mostraron tempranamente, y muy claramente a partir de las elecciones de 1977".

Y agregan: "Desde luego, la identificación de El País es con González, nunca con el sector crítico", como tuvieron ocasión de comprobar a lo largo de los años desde Pablo Castellano a Alfonso Guerra, pasando por Josep Borrell. Y ahora, Zapatero.

Las relaciones han tenido altibajos como cuando Cebrián coqueteó en 1980 con la posibilidad de importar de Italia el Partido Radical, o con el pulso con el ministro del Interior José Barrionuevo, pero la complicidad se asumió por ambas partes durante más de 30 años. En este periodo, el núcleo de El País se convirtió en el gran holding de la comunicación en España en un proceso que muchos competidores consideran imposible sin los sucesivos cambios normativos impulsados por gobiernos socialistas.

Uno de los últimos gestos de González antes de perder el poder, extenuado, en 1996, fue aprobar dos días antes de las elecciones el pacto de Prisa y Telefónica que despejaba el camino a la televisión por cable. El acuerdo provocó una gran polvareda en medios rivales, indignados ante el "favoritismo" respecto a Prisa, a lo que Cebrián contestó: "Comprendo que a nuestros competidores no les gusta que crezcamos y nos desarrollemos; lo que no comprendo es que utilicen la desinformación, la manipulación, la agresión o la calumnia como sistema para competir".

Antes de esas elecciones, cuando el PSOE se hundía asediado por escándalos y su derrota se daba por segura, El País dio un paso al frente para evitar que le arrastrara la marea: publicó un editorial en portada, "Final de etapa", que algunos analistas comparan ahora con el editorial del pasado miércoles: "¿Cuándo y cómo se va a cerrar esta etapa de más de dos lustros de gobierno socialista, cuya agonía parece inevitable y amenaza convertirse ya en la agonía de todos?", se preguntaba el diario en 1995.

En aquellos años de declive socialista se postularon en el periódico candidatos para afrontar mejor un eventual Gobierno del PP. Y tras la victoria de José María Aznar se llevó a cabo una reunión al máximo nivel, en la sede central de Prisa y justo antes de la investidura, para tantear las condiciones para al menos la coexistencia pacífica. El PP exigió una fidelidad equivalente a la del Abc, pero Prisa lo consideró un suicidio: se rompió la baraja y se inició el enfrentamiento sin cuartel que tuvo como eje el negocio de la televisión digital.

Pese a la guerra en todos los frentes periodístico, judicial, económico los puentes nunca se rompieron del todo y el grupo mantuvo relaciones privilegiadas con el PP a través de Rodrigo Rato, Alberto Ruiz Gallardón o Pío Cabanillas mientras volaban los obuses.

El desencuentro con el PP entrelazó de nuevo a Prisa y el PSOE. Como recuerdan Seoane y Sueiro, "declarada la guerra entre el Gobierno y Prisa estaba claro que al primer partido de la oposición, aunque no hubiera habido razones de afinidad o, según sus encarnizados enemigos, de turbios intereses, le correspondía aliarse con el segundo. Desde luego que lo hizo. El PSOE tomó como causa propia todas las de Sogecable".

Tras perder el poder, destacados felipistas fueron desembarcando en Prisa como directivos o asesores: Jorge Semprún, Enrique Balmaseda, Carlos Solchaga, Miguel Gil, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, Miguel Satrústegui... En algún caso el fichaje fue inmediato: en marzo, Gil era secretario general de la Oficina del Portavoz del Gobierno que acababa de allanar a Prisa el camino a la televisión por cable. Antes del verano ya estaba en Prisa.

Sin embargo, los felipistas perdieron el control del partido primero, con el triunfo de Borrell en primarias y luego con la elección de Zapatero tras el fiasco electoral de Joaquín Almunia, el delfín de González, con lo que el regreso del PSOE al poder, en 2004, no fue una mera vuelta al pasado en las relaciones entre el Gobierno y Prisa. Quedó confirmado en 2008, cuando Zapatero declinó las dos propuestas que Cebrián le hizo llegar a través de intermediario para el puesto de secretario de Estado de Comunicación. "Prisa no me va a hacer el Gobierno", comentó a sus íntimos. Nunca hubo química y Cebrián siempre menospreció a "este chico de León".

Peticiones atendidas

El nuevo presidente emprendió su camino sin la tutela de González, lo que le generó antipatías entre la vieja guardia tan próxima a Prisa. Pero Zapatero atendió muchas peticiones de la empresa: rebajó el IVA cultural, modificó la ley para impedir la ejecución de la sentencia del Supremo que anulaba la absorción de Antena 3 y autorizó a Canal + a emitir también en abierto, lo que dio origen a Cuatro.

El problema surgió cuando el Gobierno dio también luz verde a La Sexta, algunos de cuyos accionistas son propietarios de Público, que a su vez se hicieron con los derechos del fútbol. El surgimiento de la competencia en el campo mediático progresista coincidió con las dificultades económicas de Prisa, insólitas en la historia de la empresa y acentuadas por la opa para adquirir el 100% de Sogecable: la deuda financiera supera los 5.000 millones. En opinión de Prisa, el nacimiento del nuevo grupo era imposible sin la aquiescencia de Zapatero.

En su última gran comparecencia pública, ante la junta de accionistas de Prisa en 2007, Polanco se refirió al Gobierno y al PSOE en estos términos: "Haremos críticas de A, B, C y D de lo que está haciendo este Gobierno. Yo soy el primero en decirlas". Pero inmediatamente aclaraba: "[En España] tenemos un partido de izquierdas, absolutamente democrático, que funciona. Tendrá sus aciertos, tendrá sus errores. () Pero si estos señores [el PP] recuperaran el poder van a venir con unas ganas de revancha que a mí, personalmente, me da mucho miedo".

Polanco había demostrado durante décadas sus dotes de negociador y su olfato para alcanzar pactos en beneficio de Prisa. En 2002, por ejemplo, El País aplaudió el golpe contra Hugo Chávez ("Golpe a un caudillo", tituló su editorial), pero en 2005 Alfaguara (editorial de Prisa) vendió al Gobierno de Chávez un millón de ejemplares de El Quijote tras aceptar cambiar el prólogo de Mario Vargas Llosa por otro de José Saramago. Y en 2003 aupó a la presidencia de Sogecable a Rodolfo Martín Villa, ex ministro franquista muy cercano a Aznar.

Polanco falleció el 21 de julio de 2007, en un momento delicado para Prisa, tanto financieramente como en la relación con el PSOE. Y fue precisamente en el acto convocado para homenajearle, el 20 de septiembre, cuando González alertó del peligro del "fuego amigo" entre socialistas, Prisa y el grupo en el que participa Mediapro, que iba a lanzar Público el 26 del mismo mes y que ya contaba con los derechos del fútbol.

Dos días después, El País daba su versión del "fuego amigo" en un artículo que arremetía contra sus competidores, algunos de los cuales procedían de Prisa y que Cebrián bautizaría como "brujos visitadores de La Moncloa". El artículo les acusaba de ser "un grupo de amigos de Zapatero" e incluso de jugar juntos al baloncesto.

El mismo día del homenaje a Polanco, Zapatero se había reunido con el nuevo presidente de Prisa, su hijo Ignacio, en una comida de la que ambos salieron satisfechos. Pero el poder en Prisa se iba a concentrar en Cebrián. Y este no había sido invitado.

"Brujos visitadores"

Los avisos a los "brujos visitadores" fueron constantes antes de las elecciones de 2008, sobre todo contra Miguel Barroso, el primer secretario de Comunicación de Zapatero, al que Prisa acusó de favorecer la reforma que dio origen a La Sexta, la misma que permitió la existencia de Cuatro. En aquellos meses, el periódico situó en el punto de mira a Carme Chacón, compañera de Barroso, quien en septiembre de 2007 remitió al periódico una carta desde el "estupor" que acababa así: "Mantengo mi confianza en que su periódico (que también es el mío desde hace mucho tiempo) subsane unos errores tan voluminosos como innecesarios".

Dos meses después, El País acusaba directamente a Barroso de tener vínculos con socios de La Sexta e insinuaba que había vulnerado la ley para favorecerla. El desmentido de Barroso no se publicó hasta el 21 de marzo y sólo tras la orden de un juez, que obligó a El País a rectificar en primera página. Prisa también se ha visto obligada por orden judicial a rectificar una quincena de sus informaciones sobre Mediapro o La Sexta.

Tras la tregua electoral y la reelección de Zapatero, la desconfianza mutua se agravó, en la misma medida en que la deuda de Prisa se desbocaba y el valor de su principal activo en venta Sogecable depende de disponer de los derechos del fútbol en exclusiva. Por esto, Cebrián respondió a la decisión del Gobierno de autorizar la TDT de pago para todos los operadores y en línea con los países de la UE con la amenaza de apretar el botón nuclear.

Y lo apretó. Sin embargo, el Parlamento aprobó el decreto-ley exactamente como estaba previsto. La bomba ha acabado con una época en que, en palabras del fallecido periodista Juan Tomás de Salas, "El País manda omnímodamente en el Gobierno [socialista] y el país". El Parlamento y La Moncloa han resultado indemnes al estallido. Gran Vía aún no ha emitido su parte.

sábado, 19 de septiembre de 2009

¡Bravo por Juan Carlos Rodríguez Ibarra!

Una vez más, oportuno, inteligente, contundente y clarificador. Excelente artículo de opinión de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, publicado hoy por ElPaís. Aparece este artículo precisamente cuando la "vendetta" -esperemos que coyuntural- en la línea editorial del prestigioso diario del grupo Prisa, está consiguiendo reforzar la línea estratégica del PP contra Zapatero. Esto es: "Zapatero no trabaja en equipo, es un peligro y un desastre en la gestión de la crisis económica, y además no escucha ni a sus propios compañeros del Consejo de Ministros, ni al resto de dirigentes socialistas".

Además de salir al paso de las maledicencias que corren estos días por los mentideros periodísticos, y sus rotativas, Rodríguez Ibarra nos regala algunas perlas a modo de principios de actuación que si muchos -pero muchos, muchos- socialistas, con cargos o no, cumplieran a pies juntillas, otro gallo nos cantaría en el funcionamiento, y en los resultados electorales tanto a nivel estatal, pero sobre todo en las agrupaciones locales y federaciones regionales de mi partido. A continuación, el artículo completo.

PSOE: ... donde nadie se atreve a levantar la voz

Por JUAN CARLOS RODRÍGUEZ IBARRA, publicado hoy en ElPaís.com

El título de este artículo está sacado de la crónica que Fernando Garea, periodista de EL PAÍS, realizó el 14 de septiembre y que se titulaba "La gestión de Zapatero de la crisis siembra el desconcierto en el PSOE". Según el cronista, un anónimo dirigente socialista contaba: "No hay confrontación ni fractura en el PSOE, porque estar en el Gobierno apacigua mucho. Te pueden llamar por teléfono y ofrecerte una secretaría de Estado o un ministerio". En semanas pasadas, Joaquín Leguina afirmaba en un reportaje televisivo que Zapatero había eliminado a militantes que podían aportar cosas al proyecto socialista por su obsesión de contar con gente nueva, prescindiendo de la vieja guardia socialista; en concreto se citaba a él mismo y a quien firma estas líneas.

Quiero empezar por aclarar que Rodríguez Zapatero no tuvo ninguna intervención en mi deseo y decisión de abandonar la actividad institucional al frente de la Presidencia de la Junta de Extremadura. Fui yo el que, voluntariamente, decidí apartarme para no volver a tentar la suerte. El corazón me jugó una mala pasada, me sacaron tarjeta amarilla y pensé que la próxima sería roja. Yo no soy una víctima de nadie más que de mis circunstancias. Si estoy en silencio, y sólo me expreso a través de cauces periodísticos, es por voluntad propia, no por marginación. Siempre he pensado que quienes hemos tenido una cierta responsabilidad política e institucional, lo mejor que podemos hacer, cuando la abandonamos, es no pretender seguir conduciendo un autobús del que ya no tenemos ni los mandos ni el puesto de conductor. Nuestra tarea debe consistir en ocupar los últimos asientos, no importunar al nuevo conductor, ayudarle a transitar por la nueva ruta y, en el supuesto de que requiera nuestra opinión, ofrecerla con rigor, libertad y sinceridad; y si no, ¡silencio y no molestar! Y, si en el PSOE fuera cierto que nadie se atreve a levantar la voz, la culpa no la tendría Zapatero, sino quienes por una secretaría de Estado o por un ministerio son capaces de perder la voz, la dignidad y la vergüenza. El silencio no es consecuencia de un supuesto autoritarismo del secretario general del PSOE, sino de la cobardía de los que han hecho dejación de su responsabilidad.

Se habla de que Zapatero ha acabado con la generación de socialistas que hicimos la Transición y protagonizamos la etapa más brillante del socialismo en España. Niego la mayor. No se ha prescindido de nosotros; ése no sería, además, un problema grave. El drama aparece cuando, como recoge la crónica de Garea, la generación que nos siguió decide prescindir de ellos mismos. Es cierto que las reuniones de las comisiones ejecutivas del PSOE en la etapa de Felipe González duraban varias horas y que las que preside Zapatero apenas llegan a los 60 minutos, pero la explicación de tal reducción en el debate no es que Felipe fuera muy demócrata y Zapatero muy autoritario; la explicación es que los que acompañábamos a Felipe le discutíamos hasta la saciedad sus propuestas y defendíamos con uñas y dientes las nuestras, mientras que, ahora, véanse las reuniones del Comité Federal del PSOE: todo son elogios y aplausos.
En tiempos anteriores, en el PSOE estaba prohibido hablar bien de la Comisión Ejecutiva Federal cuando se trataba de examinar la gestión de la dirección socialista; ahora eso ha cambiado y lo que se oye son elogios totales o parciales, pero no he percibido nunca que Rodríguez Zapatero pretenda prohibir o molestarse por la crítica libre y democrática.

Zapatero es un dirigente socialista que se ganó su puesto con ahínco y decisión; sabía que no era imposible ser secretario general del PSOE y lo intentó. Me temo que, de ahí para abajo, las figuras que han ido surgiendo, en distintos ámbitos de responsabilidad, no siguieron el camino de Zapatero, sino que creen que deben su puesto a la voluntad de Zapatero, lo que anula o difumina su capacidad para ser libres y aportar visiones personales a la difícil tarea de gobernar un país desde la perspectiva socialista. No dudo de que la actual generación de socialistas tenga grabada, a sangre y fuego, la ideología socialdemócrata, pero, por lo que se ve, existe mucha ideología y apenas ninguna idea que permita al líder medirse y medir sus propias iniciativas que, hasta ahora, son las únicas que conocemos. No estamos, pues, ante el problema de rescatar o no a la generación anterior de socialistas, estamos ante el dilema de saber si la generación que la sucedió decide asumir su responsabilidad o queda como una generación perdida y silenciosa.
Lo de la "cartera ministerial o lo de la secretaría de Estado" no puede ni debe ser la aspiración de un socialista que participa del proyecto colectivo de un partido de izquierdas y centenario. La misma crónica, citada más arriba, nos ilustraba sobre la "huida" de ex ministros del Parlamento español. Parece ser que, una vez destituidos de sus responsabilidades ministeriales, ya no tienen nada que hacer en la vida política; unos se quejan de que, por el hecho de haber formado parte del círculo inicial que apoyó a Zapatero para ocupar la secretaría general del PSOE, merecerían ser ministros, como mínimo. Si todo el mérito que se puede aducir para volar por las alturas es haber visto antes que otros la valía de Zapatero, prefiero que sigan donde están, porque eso sólo les acreditaría como buenos visionarios, pero no les da ningún plus a la hora de ocupar cargos de mayor responsabilidad. Y luego están los que abandonan el escaño porque, después de haber sido ministros, "ya no tienen nada que hacer en el Parlamento". Si esa fuera la norma a seguir, ¿cómo explican que existan cientos de socialistas que, habiendo tocado el techo, siguen defendiendo y peleando por las ideas que profesan y por el triunfo del partido en el que militan? ¿Cómo que no tiene nada que hacer quien ha sido ministro? Se nota que no conocen las Casas del Pueblo, donde miles de socialistas están deseando que quienes han acumulado una experiencia gubernamental puedan explicar las claves de la política seguida y de lo que queda por hacer.

Quien ha sido ministro de Justicia tiene una larga tarea para asesorar a los militantes socialistas sobre los abusos de poder que suceden en muchos pueblos de España, donde la falta de control democrático de las instituciones públicas vulnera constantemente los derechos de los ciudadanos. Quien ha sido ministro de Cultura tiene un amplio campo de juego para coordinar una política cultural que nos haga entender, aún mejor, la diversidad cultural española y los fenómenos políticos que esa diversidad cultural conlleva. Quien ha sido ministro de Sanidad tiene el campo abonado para explicar las excelencias del sistema público de salud español y los riesgos que significa el que los más pudientes sigan sin confiar en el mismo, comprando fuera lo que, excelentemente, se ofrece dentro. El máster que significa haber pasado por un ministerio se puede usar en beneficio propio o en beneficio de las siglas que nos permitieron llegar a lo más alto. ¡Miles de militantes nunca llegaron ni a concejal y ahí siguen peleando y defendiendo sus ideas, sin pensar que, si no llegan a ministros, no merece la pena seguir en este apasionante proyecto!

Juan Carlos Rodríguez Ibarra es miembro del Comité Federal del PSOE y ex presidente de Extremadura.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Esquizofrenia política: criticar al PSOE sin favorecer al PP, por Carlos Carnicero

Interesante artículo del siempre crítico Carlos Carnicero en ElPlural.com

Esquizofrenia política: criticar al PSOE sin favorecer al PP

Mientras el PP vuelve a llamar arrebato a los sectores más conservadores de la sociedad contra la ley de regulación de interrupción del embarazo, el Gobierno da síntomas de desconcierto, volviendo a crearse el dilema de que criticar al Gobierno favorece al PP; o lo que es lo mismo, rozar el peligro de que se pueda interpretar que los errores del Gobierno pudieran transformarse en aciertos del PP.

El oficio de periodista es complicado en una sociedad en donde los matices son peligrosos. De nuevo el dilema de “conmigo o contra mi”. Nada que hacer respecto a un Partido Popular que no se regenera entre otras cosas porque está prisionero de una parte de su electorado que es radical y ultraconservador. Además, el férreo marcaje de José María Aznar impide que el PP se aleje de “sus valores”. En cuanto aparece una sotana, el PP se moviliza; y mientras tanto podemos observar que los escándalos tan abultados de corrupción no hacen mella porque los dirigentes y militantes del partido conservador –con muy escasas y honrosas excepciones- son especialistas en mirar para otro lado.

José Luis Rodríguez Zapatero tiene por delante muchos retos a los que no se sabe si tiene capacidad para dar respuesta. En primer lugar, sin duda, el cacareado cambio de modelo productivo que necesita mucho más que voluntad y eslóganes. Modificar la economía en tiempos de crisis, cambiar su orientación sólo puede hacerse desde un enorme esfuerzo colectivo y concertado: no parece que el PP ni la CEOE estén por la labor.

Los bancos vuelven a ganar dinero como locos y suben en bolsa como la espuma, demostrando otra vez que la economía especulativa y la economía productiva no tienen relación directa. ¿Se atreverá el presidente español, como ha hecho Obama, a vigilar el sueldo de los ejecutivos de la banca y de las grandes corporaciones para evitar la irritación social y la injusticia ante un estancamiento largo de la economía?

La presidencia europea el año que viene es otro formidable compromiso y una oportunidad de crecer en influencia en Europa y en el mundo; pero sólo si se dispone de un programa completo y medios para desarrollar esa proyecto. ¿Será capaz el presidente de trabajar en equipo con la Secretaria de Estado que dirige Diego López Garrido y que lleva preparando la presidencia desde hace más de un año?

Uno de los grandes retos del presidente es el trabajo en equipo al que parece que no se puede apuntar. Son tiempos de integración y no de personalismos. Tampoco es una opción inteligente la tozudez con la que en solitario, con grandes discrepancias en el partido y en el Gobierno, sigue apostando por favorecer al grupo de comunicación de la Sexta frente a Prisa. La división de la izquierda tiene garantizada la derrota electoral y ya son demasiados frentes abiertos.

Carlos Carnicero es periodista y analista político

PD.: Imagen tomada de http://mariopb.lacoctelera.net/

A esta derecha le interesa el Paro, pero le importan un bledo los parados


Desde finales de julio no había vuelto a escribir nada por aquí. La pereza estaba siendo abonada por no pocas dosis de impotencia ante determinados comportamientos que no llego aún a comprender por parte de los dirigentes de mi partido. Como diría un conocido, se me hiela la sangre ante tanta pasividad y exceso de talante, ante un enemigo político que no respeta nada, ni a nadie. ¿Cómo es posible que tengan tanta cara, que mientan como bellacos, que insulten a la inteligencia, que tengan el descaro de sonreir mientras pronuncian tan enormes falsedades, mientras demuestran tremendo cinismo y nos faltan al respeto? ¿Cómo es posible que la corrupción campe impunemente en muchos de sus cargos institucionales y orgánicos, y en vez de combatirla arremetan contra todo Cristo en un intento eficaz de dispersión? Y, lo peor, que aún así cale en la gente.

¿Tránsfugas? ¡Pero qué morro tienen para montar la que están montando con la Moción de Benidorm, cuando ellos han perpetrado 24 mociones de censura en los últimos años! ¿Aborto? Después de más de 25 años en que el aborto es legal en España, -de ellos 8 años gobernando el PP en la Moncloa sin derogar nada-, ahora Rajoy exhorta a sus hordas para que vuelvan a llenar las calles de cinismo e hipocresía. Manda güevos, como diría el impresentable y todavía diputado, Federico Trillo.

¿Crisis? ¿Paro? ¿Han aportado alguna medida concreta? ¿Han arrimado el hombro estos patriotas de naftalina para mejorar la Patria? NO. ¡Cuánto peor mejor! A esta derecha le interesa el Paro. Pero le importan un bledo los parados.

En el debate de Control al Gobierno de ayer miércoles, Rajoy -muy hábil- le resumía al presidente Zapatero que la Política Social de este gobierno socialista eran los 4 millones de parados que actualmente hay en España. No es que espere que desde el PP reconozcan que parte de responsabilidad de las profundas y graves consecuencias de esta crisis la tiene el modelo económico especulador que fomentaron en sus ocho años de mandato. No. Ni que en gran parte, las medidas que adoptaron en su día para superar la crisis económica de los años noventa no son posibles de adoptar hoy en día. Como es bien sabido, ni se puede devaluar la moneda, ni tenemos empresas públicas que privatizar como hizo Aznar. Nada de eso es posible. Y frente a eso, proponen reducir el gasto público -claro está que sin decir de dónde reducirían-. En todos los países del mundo afectados por esta enorme crisis, de no ser por las aportaciones que salen de las arcas públicas, los indicios de recuperación de la economía hubieran sido imposibles. Además, los expertos hablan de tercera fase de la crisis -primero fue la financiera, después la económica-, ahora sufriremos la más demoledora que es la del aumento sostenido del desempleo.

El paro desgraciadamente aún va a seguir aumentando. La pregunta es: ¿Se deja sin cobertura alguna a las personas que dejen de percibir ningún ingreso? Si, como es propio de un partido socialdemócrata, se quiere seguir atendiendo a los más necesitados, más allá de caridades hipócritas, habrá que adoptar medidas impopulares en esta situación tan grave para poder mantener activas las políticas sociales puestas en marcha en los cinco años de este gobierno socialista. Algunas medidas ciertamente, verdaderos logros sociales aún sin desarrollar completamente. Tal es el caso de la Ley de Dependencia.

Desde este planteamiento, la elección se plantea de la siguiente manera:

1) o aportar ingresos al Estado -mediante una subida de impuestos coyuntural- para compensar lo que se está gastando en las medidas de incentivo de la economía y de protección de los perjudicados, al tiempo que se acompañan de otras medidas activas de impulso y de austeridad, sin tocar lo esencial de la Política Social de apoyo a las familias y personas más necesitadas; o,

2) asumir, en primer lugar, un recorte drástico en los derechos laborales adquiridos en los últimos años; en segundo lugar, ver cómo se ven recortadas drásticamente las políticas sociales impulsadas en los últimos años, para, finalmente, terminar aceptando la inevitable -y, en estos días de plena actualidad- si no la subida de impuestos, sí la reducción de los salarios y los derechos laborales, etc etc, tan severas como sean necesario a juicio ya del PP, que habría conseguido de nuevo el gobierno en esos momentos.

Una diferencia no pequeña sería que mientras que el apartado 1) lo realizaría un gobierno con sensibilidad progresista, el apartado 2) sería la política económica desarrollada sin escrúpulo alguno por el reducto neocón que anida en FAES y controla el PP, tras ganar las próximas elecciones generales.

Hasta ese momento, todo vale con tal de desgastar al gobierno, y recuperar el poder sin importar las tácticas torticeras, las mentiras, las manipulaciones, la demagogia más ruín y la política de oposición más despreciable y barriobajera. Sí. Siempre ha sido así para esta derecha carcomida por el rencor del poder perdido. Un poder que creen que les corresponde por obra divina. Por la gracia no de Dios, sino de Su Dios particular con franquicia en la Conferencia Episcopal Española. Ese Dios que -según la jerarquía- teme al virus de la gripe A, pero no al del VIH-SIDA. Ese Dios tan contradictorio que ahora propone vaciar de agua bendita las iglesias para reducir el contagio de la gripe A, al tiempo que condena y prohibe el uso del preservativo a pesar del riesgo de morir de SIDA. ¿Qué dirían Tarancón y Juan XXIII de todo esto?...

Volviendo a lo estrictamente político: O espabilamos y nos dejamos de titubeos, y hablamos clarito, cercano y de seguido a los ciudadanos para que aprecien la diferencia entre unas políticas y otras, o apaga y vámonos. Mientras tanto,... nosotros con el talante a buen recaudo. Manda cuyons!