Enric Sopena - 09/10/2010 – ElPlural.com
José María Barreda, presidente del Gobierno de Castilla-La Mancha, ha vuelto a ejercer de Pepito Grillo. No es la primera vez que lo hace. Hará unos meses que aconsejó en voz alta a José Luis Rodríguez Zapatero que cambiara su Gobierno para potenciarlo ante la opinión pública. A la vuelta del verano, abrió de nuevo la boca y se sumó a la opinión de su homólogo extremeño, Guillermo Fernández Vara.
El presidente de Extremadura había subrayado que si Zapatero seguía dudando acerca de si ha de ser o no candidato en las elecciones generales de marzo de 2012, lo mejor que podría hacer es no presentarse. Y ayer supimos que en una reciente reunión interna de su partido Barreda diagnosticó “que o cambiamos de rumbo o acabaremos llegando al lugar donde nos dirigimos, a una catástrofe electoral”.
Los líderes máximos
Barreda tiene razón, aunque tales planteamientos acostumbran a no gustar nada a los líderes máximos de la política. Puede decirse que el presidente castellano-manchego fue excesivo en sus palabras. Puede añadirse que sus reflexiones debería habérselas hecho llegar a Zapatero sin dar cuartos al pregonero. Puede también señalarse que no está el horno para más bollos y que el beneficiario de tamaña andanada es Mariano Rajoy Brey. Todo esto es verdad, pero más verdad -y más trascendente- es advertir al PSOE que, en efecto, se dirige al precipicio, salvo que se atine con el rumbo a seguir, lo que por otra parte y a la vista de las circunstancias, no es precisamente fácil.
Dimensión política
¿Por qué el presidente continúa resistiéndose a dar un golpe de timón llevando a cabo un cambio profundo de Gobierno –lo decimos desde El Plural por enésima vez- que modifique su actual dimensión más bien tecnócrata y que refuerce al máximo su dimensión política con políticos veteranos o menos veteranos, pero sólidos y convincentes? ¿Por qué le está costando tanto a Zapatero anunciar que él está dispuesto a presentarse de nuevo encabezando la lista del PSOE? ¿No se da cuenta, o no se quiere dar cuenta, de que esa incertidumbre siembra la desconfianza entre los suyos y más aún entre los que han de saltar al terreno de juego en el mayo próximo?
Encuestas inquietantes
Las encuestas son todas muy inquietantes para el PSOE. Dentro de casi dos meses el calvario puede iniciarse en Cataluña. Se multiplicará probablemente en mayo, salvo quizás la Comunidad de Madrid gracias a Tomás Gómez. ¿El fantasma de 1995 se aparecerá en 2011? Aguantar, aguantar, sólo aguanta Extremadura y, por la mínima, Castilla-La Mancha. No se recuperará el Ayuntamiento de Madrid y es muy probable que caiga el de Barcelona. Y las generales de dentro de año y medio –el tiempo vuela- pueden terminar en “catástrofe electoral”, como vaticina Barreda.
Numerosas huelgas
Pero respecto a la cuestión de fondo no debe olvidarse que muchos de los Gobiernos europeos sobreviven con una gran dificultad, entre tropezones, múltiples caídas y numerosas huelgas. Ni olvidar que el carismático Obama va dando tumbos por la crisis económica y por la brutal presión de la derecha y la extrema derecha americana. Ni olvidar que empiezan a ser en Europa raras avis los Gobiernos socialistas o socialdemócratas, mientras crecen peligrosamente los partidos ultramontanos, los neofascistas y los xenófobos, que son una misma cosa.
El radicalismo
Estas consideraciones invitan en cierto modo a exculpar a Zapatero. El presidente brilló en la primera legislatura pero la segunda ha estado marcada, y sigue más o menos así, por la crisis. Eso lo tienen que reconocer Barreda y cualquier observador lúcido. Ahora bien, por lo que entendemos de las aseveraciones de Barreda el hueco para la esperanza -que todavía existe- debe ensancharse como sea para sacar el máximo partido posible e impedir que una derecha cada vez más escorada hacia el radicalismo, mentirosa y en buena parte corrupta derrote a los socialistas.
Apenas queda tiempo
Es por ello que Zapatero tiene que mover ficha de una vez y no quedarse agazapado. Ahora, por si fuera poco, está periodísticamente hecho trizas. Sr. Zapatero: haga caso a Barreda y póngase las pilas ya mismo. Apenas queda tiempo y los milagros ni están ni se les espera.
Enric Sopena es director de El Plural
Los líderes máximos
Barreda tiene razón, aunque tales planteamientos acostumbran a no gustar nada a los líderes máximos de la política. Puede decirse que el presidente castellano-manchego fue excesivo en sus palabras. Puede añadirse que sus reflexiones debería habérselas hecho llegar a Zapatero sin dar cuartos al pregonero. Puede también señalarse que no está el horno para más bollos y que el beneficiario de tamaña andanada es Mariano Rajoy Brey. Todo esto es verdad, pero más verdad -y más trascendente- es advertir al PSOE que, en efecto, se dirige al precipicio, salvo que se atine con el rumbo a seguir, lo que por otra parte y a la vista de las circunstancias, no es precisamente fácil.
Dimensión política
¿Por qué el presidente continúa resistiéndose a dar un golpe de timón llevando a cabo un cambio profundo de Gobierno –lo decimos desde El Plural por enésima vez- que modifique su actual dimensión más bien tecnócrata y que refuerce al máximo su dimensión política con políticos veteranos o menos veteranos, pero sólidos y convincentes? ¿Por qué le está costando tanto a Zapatero anunciar que él está dispuesto a presentarse de nuevo encabezando la lista del PSOE? ¿No se da cuenta, o no se quiere dar cuenta, de que esa incertidumbre siembra la desconfianza entre los suyos y más aún entre los que han de saltar al terreno de juego en el mayo próximo?
Encuestas inquietantes
Las encuestas son todas muy inquietantes para el PSOE. Dentro de casi dos meses el calvario puede iniciarse en Cataluña. Se multiplicará probablemente en mayo, salvo quizás la Comunidad de Madrid gracias a Tomás Gómez. ¿El fantasma de 1995 se aparecerá en 2011? Aguantar, aguantar, sólo aguanta Extremadura y, por la mínima, Castilla-La Mancha. No se recuperará el Ayuntamiento de Madrid y es muy probable que caiga el de Barcelona. Y las generales de dentro de año y medio –el tiempo vuela- pueden terminar en “catástrofe electoral”, como vaticina Barreda.
Numerosas huelgas
Pero respecto a la cuestión de fondo no debe olvidarse que muchos de los Gobiernos europeos sobreviven con una gran dificultad, entre tropezones, múltiples caídas y numerosas huelgas. Ni olvidar que el carismático Obama va dando tumbos por la crisis económica y por la brutal presión de la derecha y la extrema derecha americana. Ni olvidar que empiezan a ser en Europa raras avis los Gobiernos socialistas o socialdemócratas, mientras crecen peligrosamente los partidos ultramontanos, los neofascistas y los xenófobos, que son una misma cosa.
El radicalismo
Estas consideraciones invitan en cierto modo a exculpar a Zapatero. El presidente brilló en la primera legislatura pero la segunda ha estado marcada, y sigue más o menos así, por la crisis. Eso lo tienen que reconocer Barreda y cualquier observador lúcido. Ahora bien, por lo que entendemos de las aseveraciones de Barreda el hueco para la esperanza -que todavía existe- debe ensancharse como sea para sacar el máximo partido posible e impedir que una derecha cada vez más escorada hacia el radicalismo, mentirosa y en buena parte corrupta derrote a los socialistas.
Apenas queda tiempo
Es por ello que Zapatero tiene que mover ficha de una vez y no quedarse agazapado. Ahora, por si fuera poco, está periodísticamente hecho trizas. Sr. Zapatero: haga caso a Barreda y póngase las pilas ya mismo. Apenas queda tiempo y los milagros ni están ni se les espera.
Enric Sopena es director de El Plural
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