03/04/2010 - ENRIC SOPENA – en ElPlural.com
Los populares no gozan de patente de corso ni de inmunidad divina
Prosigue el cerco mediático/cavernario contra el juez José Castro y se otea ya el que será dedicado pronto al juez Antonio Pedreira. Para la derecha, ambos jueces adolecen del mismo defecto, que es ni más ni menos que el de recordar al PP que la justicia debe ser igual para todos y que los populares no gozan de patente de corso ni de inmunidad divina, aunque los trillos y compañía –muy a menudo- crean exactamente lo contrario.
Tiene por su parte el juez Castro atado y bien atado a Jaume Matas. Y todo parece indicar que Pedreira, a la vuelta de esta semana santa, puede dar un susto morrocotudo a don Mariano Rajoy Brey y a sus comparsas, entre los cuales sobresalen -por méritos propios- el presidente de los trajes gratis y su corte valenciana. El sumario de la trama Gürtel será abierto en breve y no se descarta que haya en Génova 13 llantos y crujir de dientes.
De Herodes a Pilatos
A Baltasar Garzón, por cierto, lo llevan desde hace meses de Herodes a Pilatos y es cierto que ha empezado a subir el camino del Gólgota. Pero, en todo caso, no han conseguido aún crucificarlo y habrá que ver cómo termina la película cuyo final no está todavía -ni mucho ni menos- escrito. A Garzón le enviaron para acoquinarlo un piquete de falangistas, un fantasmagórico sindicato de extrema derecha y a Francisco Correa, el padrino de la mafia Gürtel, ejerciendo de acusador.
Comparación torticera
Al juez Castro los gacetilleros de Intereconomía lo han llegado a comparar con el juez/delincuente Luis Pascual Estivill. Es una comparación torticera y subliminal, basada en que ambos lograron ser jueces a través del denominado cuarto turno. Este turno estuvo impulsado por el Gobierno de Felipe González, siendo entonces ministro de Justicia Enrique Múgica, desde hace muchos años –con la venia explícita de José María Aznar y luego de Rajoy- Defensor del Pueblo.
Paralelismo inaguantable
El paralelismo entre Castro y Estevill no se aguanta, salvo para aquellos que juegan cada dos por tres al malévolo deporte de “calumnia que algo queda”. Incluyen vaporosos argumentos -apuntando al juez balear- que están cogidos por los pelos y son más conjeturas y deseos que atisbos de realidad.
Pero es verdad
¡Ojo al siguiente párrafo de La Gaceta! Conviene leerlo: “Otro ejemplo de juez por el cuarto turno es Estevill. Fue condenado a nueve años de cárcel por extorsionar a empresarios entre 1990 y 1994, pena que se sumó a otros siete años de cárcel que ya pesaban sobre sus espaldas por un delito fiscal”. Parece increíble, pero es verdad.
Delirios fantasiosos
Agarrados a clavos ardiendo y a delirios fantasiosos, los genoveses confían, no obstante, en los milagros. Tal vez porque no les quedan recursos más sólidos para afrontar lo que les puede acabar cayendo. Lo de Matas no es de ahora. En agosto de 2008, el Juzgado nº 3 de Palma y la fiscalía pusieron en marcha la instrucción del caso del velódromo Palma Arena. Las cifras manejadas hace más de un año y medio ya fueron demoledoras. Presupuesto: 48 millones de euros. Gastos reales: Unos cien millones de euros.
Imprecaciones paranoicas
Y lo del caso Gürtel tampoco aflora en la actualidad. Su génesis es antigua. Su estallido se produjo en otoño de 2009. Rajoy y los suyos se encogieron de hombros y cayeron en la trampa de pensar que, en un asunto tan grave, la mejor defensa sería un ataque. Cargaron contra el Gobierno y fustigaron con insultos e imprecaciones paranoicas a José Luis Rodríguez Zapatero, como si el presidente hubiera manejado los hilos de una estrategia orientada a liquidar al principal partido de la oposición.
Grandísimo fraude
Rajoy, el otro día, le hizo llegar a Matas un minúsculo mensaje de ánimo y de esperanza, aunque exento de entusiasmo. Pero Rajoy no ha abierto aún la boca para pedir disculpas a los ciudadanos de las Islas Baleares por haber sufrido el grandísimo fraude de que el popular Matas –al que el líder del PP puso como ejemplo de buen Gobierno- acabara siendo, como se veía venir, un chorizo. Perdón, un presunto chorizo. ¿Puede el candidato conservador a la Presidencia del Gobierno acordarse públicamente de Matas, olvidándose clamorosamente de la ciudadanía isleña?
Enric Sopena es director de El Plural
De Herodes a Pilatos
A Baltasar Garzón, por cierto, lo llevan desde hace meses de Herodes a Pilatos y es cierto que ha empezado a subir el camino del Gólgota. Pero, en todo caso, no han conseguido aún crucificarlo y habrá que ver cómo termina la película cuyo final no está todavía -ni mucho ni menos- escrito. A Garzón le enviaron para acoquinarlo un piquete de falangistas, un fantasmagórico sindicato de extrema derecha y a Francisco Correa, el padrino de la mafia Gürtel, ejerciendo de acusador.
Comparación torticera
Al juez Castro los gacetilleros de Intereconomía lo han llegado a comparar con el juez/delincuente Luis Pascual Estivill. Es una comparación torticera y subliminal, basada en que ambos lograron ser jueces a través del denominado cuarto turno. Este turno estuvo impulsado por el Gobierno de Felipe González, siendo entonces ministro de Justicia Enrique Múgica, desde hace muchos años –con la venia explícita de José María Aznar y luego de Rajoy- Defensor del Pueblo.
Paralelismo inaguantable
El paralelismo entre Castro y Estevill no se aguanta, salvo para aquellos que juegan cada dos por tres al malévolo deporte de “calumnia que algo queda”. Incluyen vaporosos argumentos -apuntando al juez balear- que están cogidos por los pelos y son más conjeturas y deseos que atisbos de realidad.
Pero es verdad
¡Ojo al siguiente párrafo de La Gaceta! Conviene leerlo: “Otro ejemplo de juez por el cuarto turno es Estevill. Fue condenado a nueve años de cárcel por extorsionar a empresarios entre 1990 y 1994, pena que se sumó a otros siete años de cárcel que ya pesaban sobre sus espaldas por un delito fiscal”. Parece increíble, pero es verdad.
Delirios fantasiosos
Agarrados a clavos ardiendo y a delirios fantasiosos, los genoveses confían, no obstante, en los milagros. Tal vez porque no les quedan recursos más sólidos para afrontar lo que les puede acabar cayendo. Lo de Matas no es de ahora. En agosto de 2008, el Juzgado nº 3 de Palma y la fiscalía pusieron en marcha la instrucción del caso del velódromo Palma Arena. Las cifras manejadas hace más de un año y medio ya fueron demoledoras. Presupuesto: 48 millones de euros. Gastos reales: Unos cien millones de euros.
Imprecaciones paranoicas
Y lo del caso Gürtel tampoco aflora en la actualidad. Su génesis es antigua. Su estallido se produjo en otoño de 2009. Rajoy y los suyos se encogieron de hombros y cayeron en la trampa de pensar que, en un asunto tan grave, la mejor defensa sería un ataque. Cargaron contra el Gobierno y fustigaron con insultos e imprecaciones paranoicas a José Luis Rodríguez Zapatero, como si el presidente hubiera manejado los hilos de una estrategia orientada a liquidar al principal partido de la oposición.
Grandísimo fraude
Rajoy, el otro día, le hizo llegar a Matas un minúsculo mensaje de ánimo y de esperanza, aunque exento de entusiasmo. Pero Rajoy no ha abierto aún la boca para pedir disculpas a los ciudadanos de las Islas Baleares por haber sufrido el grandísimo fraude de que el popular Matas –al que el líder del PP puso como ejemplo de buen Gobierno- acabara siendo, como se veía venir, un chorizo. Perdón, un presunto chorizo. ¿Puede el candidato conservador a la Presidencia del Gobierno acordarse públicamente de Matas, olvidándose clamorosamente de la ciudadanía isleña?
Enric Sopena es director de El Plural
PD.: la imagen la he tomado de aquí
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