jueves, 17 de septiembre de 2009

A esta derecha le interesa el Paro, pero le importan un bledo los parados


Desde finales de julio no había vuelto a escribir nada por aquí. La pereza estaba siendo abonada por no pocas dosis de impotencia ante determinados comportamientos que no llego aún a comprender por parte de los dirigentes de mi partido. Como diría un conocido, se me hiela la sangre ante tanta pasividad y exceso de talante, ante un enemigo político que no respeta nada, ni a nadie. ¿Cómo es posible que tengan tanta cara, que mientan como bellacos, que insulten a la inteligencia, que tengan el descaro de sonreir mientras pronuncian tan enormes falsedades, mientras demuestran tremendo cinismo y nos faltan al respeto? ¿Cómo es posible que la corrupción campe impunemente en muchos de sus cargos institucionales y orgánicos, y en vez de combatirla arremetan contra todo Cristo en un intento eficaz de dispersión? Y, lo peor, que aún así cale en la gente.

¿Tránsfugas? ¡Pero qué morro tienen para montar la que están montando con la Moción de Benidorm, cuando ellos han perpetrado 24 mociones de censura en los últimos años! ¿Aborto? Después de más de 25 años en que el aborto es legal en España, -de ellos 8 años gobernando el PP en la Moncloa sin derogar nada-, ahora Rajoy exhorta a sus hordas para que vuelvan a llenar las calles de cinismo e hipocresía. Manda güevos, como diría el impresentable y todavía diputado, Federico Trillo.

¿Crisis? ¿Paro? ¿Han aportado alguna medida concreta? ¿Han arrimado el hombro estos patriotas de naftalina para mejorar la Patria? NO. ¡Cuánto peor mejor! A esta derecha le interesa el Paro. Pero le importan un bledo los parados.

En el debate de Control al Gobierno de ayer miércoles, Rajoy -muy hábil- le resumía al presidente Zapatero que la Política Social de este gobierno socialista eran los 4 millones de parados que actualmente hay en España. No es que espere que desde el PP reconozcan que parte de responsabilidad de las profundas y graves consecuencias de esta crisis la tiene el modelo económico especulador que fomentaron en sus ocho años de mandato. No. Ni que en gran parte, las medidas que adoptaron en su día para superar la crisis económica de los años noventa no son posibles de adoptar hoy en día. Como es bien sabido, ni se puede devaluar la moneda, ni tenemos empresas públicas que privatizar como hizo Aznar. Nada de eso es posible. Y frente a eso, proponen reducir el gasto público -claro está que sin decir de dónde reducirían-. En todos los países del mundo afectados por esta enorme crisis, de no ser por las aportaciones que salen de las arcas públicas, los indicios de recuperación de la economía hubieran sido imposibles. Además, los expertos hablan de tercera fase de la crisis -primero fue la financiera, después la económica-, ahora sufriremos la más demoledora que es la del aumento sostenido del desempleo.

El paro desgraciadamente aún va a seguir aumentando. La pregunta es: ¿Se deja sin cobertura alguna a las personas que dejen de percibir ningún ingreso? Si, como es propio de un partido socialdemócrata, se quiere seguir atendiendo a los más necesitados, más allá de caridades hipócritas, habrá que adoptar medidas impopulares en esta situación tan grave para poder mantener activas las políticas sociales puestas en marcha en los cinco años de este gobierno socialista. Algunas medidas ciertamente, verdaderos logros sociales aún sin desarrollar completamente. Tal es el caso de la Ley de Dependencia.

Desde este planteamiento, la elección se plantea de la siguiente manera:

1) o aportar ingresos al Estado -mediante una subida de impuestos coyuntural- para compensar lo que se está gastando en las medidas de incentivo de la economía y de protección de los perjudicados, al tiempo que se acompañan de otras medidas activas de impulso y de austeridad, sin tocar lo esencial de la Política Social de apoyo a las familias y personas más necesitadas; o,

2) asumir, en primer lugar, un recorte drástico en los derechos laborales adquiridos en los últimos años; en segundo lugar, ver cómo se ven recortadas drásticamente las políticas sociales impulsadas en los últimos años, para, finalmente, terminar aceptando la inevitable -y, en estos días de plena actualidad- si no la subida de impuestos, sí la reducción de los salarios y los derechos laborales, etc etc, tan severas como sean necesario a juicio ya del PP, que habría conseguido de nuevo el gobierno en esos momentos.

Una diferencia no pequeña sería que mientras que el apartado 1) lo realizaría un gobierno con sensibilidad progresista, el apartado 2) sería la política económica desarrollada sin escrúpulo alguno por el reducto neocón que anida en FAES y controla el PP, tras ganar las próximas elecciones generales.

Hasta ese momento, todo vale con tal de desgastar al gobierno, y recuperar el poder sin importar las tácticas torticeras, las mentiras, las manipulaciones, la demagogia más ruín y la política de oposición más despreciable y barriobajera. Sí. Siempre ha sido así para esta derecha carcomida por el rencor del poder perdido. Un poder que creen que les corresponde por obra divina. Por la gracia no de Dios, sino de Su Dios particular con franquicia en la Conferencia Episcopal Española. Ese Dios que -según la jerarquía- teme al virus de la gripe A, pero no al del VIH-SIDA. Ese Dios tan contradictorio que ahora propone vaciar de agua bendita las iglesias para reducir el contagio de la gripe A, al tiempo que condena y prohibe el uso del preservativo a pesar del riesgo de morir de SIDA. ¿Qué dirían Tarancón y Juan XXIII de todo esto?...

Volviendo a lo estrictamente político: O espabilamos y nos dejamos de titubeos, y hablamos clarito, cercano y de seguido a los ciudadanos para que aprecien la diferencia entre unas políticas y otras, o apaga y vámonos. Mientras tanto,... nosotros con el talante a buen recaudo. Manda cuyons!

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