miércoles, 27 de enero de 2010

Pero, ¿la derecha no ha gobernado nunca?


Después de varias semanas sin actividad, traigo de nuevo un artículo publicado por el maestro Carlos Carnicero, en ElPlural.com

Pero, ¿la derecha no ha gobernado nunca?


Lo que más ternura promueve en las posiciones ultra del PP es que pretenden hacer creer que no han gobernado nunca. no es cierto, hasta hace cinco años estuvieron en el poder durante ocho consecutivos. No legislaron para prohibir el aborto, no se les ocurrió reformar el código penal y la Constitución para establecer la cadena perpetua. También hicieron regulación de inmigrantes que entraron en España sin documentación. Y negociaron y dialogaron con ETA, a la que Aznar llamaba Movimiento Vasco de Liberación Nacional.


Hay un cierto grado de cobardía intelectual en las posiciones del PP porque proclaman lo que no estarían dispuestos a legislar en la confianza de que alguien lo ha hecho antes por ellos. Y además, considerando que este país no aguantaría a estas alturas un recorte de libertades.

La esquizofrenia política del PP radica fundamentalmente en la falta de coraje para fijar su electorado. Como en España no existe un partido formalmente de extrema derecha, el PP, con sus movimientos oscilantes y su escora a la derecha, intenta abarcar un electorado desde la derecha más dura hasta el centro político.

Como tal misión es casi imposible, al final vencen los más duros y eso beneficia a quién en el PSOE piensa que si los ciudadanos ante las urnas se ven amenazados por los ultra terminarán por votar socialista por muy grande que sea su descontento con las vacilaciones de Zapatero.

Ahora estamos casi en campaña electoral. Con Javier Arenas de purísima y oro, poniendo cara de ángel y proclamando su dolor por las víctimas recogiendo de la calle un murmullo imperceptible fuera de las sacristías sobre las benevolencias del código penal español. Gritos cruzados: Alicia Sánchez Camacho, con cara demudada como si le acabarán de dar un tirón en el Rolex, gritando: “no cabemos todos”; mientras, Javier Arenas con cara de piedad y de pena, afirmando que no le queda más remedio que verse forzado a hacerse cargo de un eco de la calle, que pide el cumplimiento integro de las condenas.

Todavía falta mucho para las elecciones generales. Pero los motores ya se están preparando: pueden griparse, si se acelera demasiado pronto y no hay suficiente aceite para lubrificar las bielas. Las velas están puestas a Santa Bárbara bendita, para que la recuperación económica no se precipite y de tiempo a que todos los tics de la extrema derecha corrompan corazones compungidos por la preocupación económica. A fin de cuentas, ¿quien dijo que la derecha tiene piedad?

Carlos Carnicero es periodista y analista político

PD.: Viñeta de ElRoto

miércoles, 6 de enero de 2010

Valcárcel, Camps y Aguirre: una cosa es predicar y otra, dar trigo


Por ENRIC SOPENA, en ElPlural.com, 06/01/2010

Valcárcel, Camps y Aguirre: una cosa es predicar y otra, dar trigo

En el conjunto de España, la media en relación al número de parados se sitúa en un 25´4 por ciento, dato objetivamente preocupante, porque los desempleados ahora mismo se acercan a los cuatro millones. La situación sigue siendo, pues, negativa, aunque no por ello resulta menos cierto que continuamos en zona de desaceleración del paro. Es decir, que el crecimiento del sector de aquellos que no tienen trabajo está siendo, al menos, menor en los últimos meses de 2009 si se comparan las cifras con las de los mismos meses de 2008.

Mientras tanto, el economista norteamericano Paul Krugman, premio Nobel de Economía de 2008, ha advertido que EEUU puede volver a la recesión –de la que oficialmente salió hace algún tiempo-, cuando se retiren, si es que se retiran, las medidas de estímulo público que ha impulsado la Administración Obama. Lo dice Krugman con cautela, no exenta de temor en cuanto a la creación de puestos de trabajo. En similar sentido –escasamente optimista- se pronunció también, en su alocución de primero de año, la canciller Ángela Merkel. “No podemos esperar que la recesión se acabe tan pronto”, señaló la presidenta del Gobierno alemán.

La presión de la derecha
Nos adentramos, por consiguiente, en el nuevo año y no parece que haya demasiados motivos como para detectar el final de la crisis económica mundial. En nuestro país, continúa la presión de la derecha contra el Gobierno Zapatero, al que los popularesatribuyen sobre todo el incremento del paro. Ayer, tras conocerse el aumento de los que se han quedado a lo largo de diciembre sin trabajo, el responsable de Economía del PP, Cristóbal Montoro, volvió a la carga y puso a Zapatero a caer de un burro. Rajoy es -por descontado- consciente del desgaste que supone para el PSOE el agujero negro del paro y no desaprovecha ocasión alguna para seguir erosionando a sus adversarios.

Castaño oscuro
Pero lo que desde luego pasa de castaño oscuro es que el PP abofetee a Zapatero con una mano y con la otra se esfuerce en tapar lo que son sus propias vergüenzas. Sucede que las Comunidades de Murcia, Valencia y Madrid –gobernadas por los conservadores y que vienen a ser las joyas de la corona genovesa- arrojan unos resultados referidos al paro muy por encima de la media nacional o estatal. El prestigioso profesor Antonio Miguel Carmona, portavoz de los socialistas madrileños en temas de economía, ha manifestado al respecto: “Aguirre ha convertido Madrid en las tortuga de las regiones españolas”. ¿La Comunidad de Madrid ha dejado de ser motor de la economía española, de lo que tanto se ha vanagloriado la liberal lideresa durante años?

Recetas fantasmagóricas
Valcárcel, Camps y Aguirre están demostrando que una cosa es predicar y otra, dar trigo. ¿Se ha enterado ya Montoro -quien a veces hablando da la impresión de ser una especie de petimetre sainetesco- que sus tres compañeros de partido son un rotundo fracaso? ¿Por qué Montoro elude pronunciarse sobre la estrepitosa caída del paro en territorios con mayoría absoluta de Gobiernos populares? ¿Dónde están las recetas mágicas de Aznar anunciando que él sí sabría terminar con la crisis? ¿Dónde se encuentran las recetas fantasmagóricas de las que se jacta siempre Rajoy y que, sin embargo, nunca detalla de forma adecuada?

PD.: Enric Sopena es director de El Plural

sábado, 2 de enero de 2010

La lenta recuperación económica

VIÇENS NAVARRO, en Dominio Público, 01/01/2010

Un comentario habitual en la prensa diaria y en la prensa económica es que la recuperación económica ocurrirá mucho antes que la disminución del desempleo. Se acentúa en tales medios que el crecimiento del PIB dejará de ser negativo y comenzará a crecer lentamente este año o el próximo, pero se matiza inmediatamente que tal crecimiento no se traducirá automáticamente en un descenso del desempleo. En realidad, en EEUU, la economía ha comenzado a crecer y en cambio el desempleo en lugar de disminuir ha ido aumentando. ¿Cómo es esto posible?

Para responder a esta pregunta tenemos que entender que esta situación (en la que la recuperación económica no va acompañada de un descenso del desempleo) no es nueva, sino que ha estado ocurriendo en cada ciclo económico existente en los últimos 30 años. Durante este periodo ha habido tres ciclos económicos, es decir, situaciones en las que el crecimiento económico ha disminuido de una manera acentuada para luego recuperarse y crecer de nuevo. Pero cada vez el crecimiento es menor. Así, en EEUU, que ha sido uno de los mayores motores de la economía mundial, el crecimiento económico en cada periodo de recuperación económica ha sido menor que en el ciclo anterior. Mientras que el crecimiento económico anual fue de un 5% del PIB (como promedio anual en las recuperaciones económicas) durante el periodo 1950-1975, este fue sólo de un 2,5% en la última recuperación durante el periodo 2001-2007. Lo mismo ocurrió con la tasa de creación de empleo, que fue de un 2,5% por año durante la época 1950-1975 y sólo de un 0,9% en el periodo 2001-2007.

Lo que es también importante señalar es que mientras los salarios aumentaron un 3,8% cada año durante el periodo 1950-1975, aumentaron sólo un 1,8% durante el periodo 2001-2007. Y, a la inversa, los beneficios empresariales, que habían subido un 7,4% al año durante el periodo 1950-1975, se incrementaron sustancialmente, alcanzando un 10,8% durante el periodo 2001-2007. Es en estos últimos datos donde está el meollo de la cuestión. El crecimiento de la productividad, y de la riqueza que ello conlleva, no se ha estado distribuyendo equitativamente durante estos últimos 30 años, como consecuencia de la aplicación de las políticas liberales. Esta riqueza se ha concentrado más y más en las esferas del capital (es decir, del mundo empresarial) a costa del mundo del trabajo (ver Las silenciadas causas de la crisis, en Público, 19/03/09). Ello ha determinado, por un lado, un descenso muy marcado de las rentas del trabajo con el consiguiente descenso de la capacidad adquisitiva de la población y disminución de la demanda, lo cual explica la ralentización del crecimiento económico, que ha forzado en esta crisis un aumento provisional del gasto público para cubrir este déficit de demanda y así poder estimular el crecimiento económico.

Por otra parte, la ralentización de la demanda ha contribuido a la baja producción de empleo y al decrecimiento de la economía llamada productiva (es decir la economía donde se producen y distribuyen bienes de consumo), siendo esta sustituida por la economía especulativa basada en el capital financiero (es decir, en los bancos). Es la crisis financiera, basada en la especulación, la que ha consumido mayor atención de los medios y de la vida política. De ahí que se hayan hecho propuestas para dificultar los comportamientos especulativos del capital financiero y para forzar a la banca para que ejerza su función proveedora de crédito. Pero aún cuando se están tomando medidas en este sentido (y las aprobadas hasta ahora son muy moderadas e insuficientes), la crisis continuará, con una recuperación económica muy débil y con unas tasas de creación de empleo muy bajas, tal como confirma lo que está ocurriendo en EEUU y en la UE. En realidad, la recuperación en la UE es incluso menor que en EEUU como consecuencia de que el estímulo económico público ha sido menor en la UE (2,5% del PIB como promedio) que en EEUU (5,6%). Pero lo que no se está resolviendo es la enorme escasez de demanda y gran endeudamiento, consecuencia de la enorme polarización de las rentas (tanto en EEUU como en Europa) y causa de la pérdida adquisitiva de las clases populares.

En EEUU, la crisis actual dura ya 17 meses, siete más que el promedio de las recesiones anteriores desde la II Guerra Mundial, con una destrucción de empleo (-4,1%) mucho mayor que en las recesiones anteriores (-2,1%). De ahí la gran importancia, no sólo del estímulo económico público, sino también de la creación de la demanda a base de aumentar la capacidad adquisitiva de la población, a costa de reducir la exuberante concentración de las rentas y de la riqueza en las rentas superiores, a partir de políticas públicas redistributivas que no se están haciendo. Sin que ello ocurra, la recuperación continuará muy floja y limitada.

Estamos viendo una situación semejante en España, donde la masa salarial como porcentaje del PIB ha ido disminuyendo desde 1993. El salario medio también ha ido descendiendo tal como confirma la Encuesta de Estructura Salarial (bajó de 19.802 euros en 2002 a 19.680 en 2006). Mientras tanto, las rentas del capital aumentaron muy significativamente. La defensa de las políticas que favorecían las rentas del capital se basaba en el argumento de que facilitarían el crecimiento económico. El argumento que “antes que redistribuir hay que crecer” se convirtió en el eslogan liberal, ampliamente utilizado en las culturas mediáticas y políticas del país. Pero tal tipo de crecimiento (basada en el favoritismo a las rentas del capital) creaba menos crecimiento económico y menos producción de empleo que el que se hubiera dado si tal crecimiento hubiera estado basado en una mayor redistribución de la riqueza. Lo que se necesita ahora es “redistribuir para poder crecer y crear empleo”.

Vicenç Navarro es catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra

PD.: Ilustración de Javier Jaén