sábado, 12 de junio de 2010

Cerrando filas, sin cerrar en falso

En las actuales circunstancias de crisis económica y política, es importante que en el PSOE, como partido de Gobierno, y sostén imprescindible del mismo, se mantengan prietas las filas como ejercicio de fortaleza, estabilidad y coherencia ideológica. Pero, no es posible nunca en un partido de izquierdas donde la crítica y, sobre todo, la autocrítica suele ser feroz en momentos "delicados" que este objetivo se consiga sin un potente ejercicio de cercanía y pedagogía política por parte de los dirigentes y cargos destacados. Esa es la gran tarea pendiente, una vez más. Exigir esfuerzos a la militancia, sin que ésta comprenda y comparta en profundidad los "porqués", no es lo más apropiado ni lo deseable. Hágase. 


En este mismo sentido apuntaba Carlos Carnicero en el artículo publicado en ElPlural.com en el día de ayer- 




Los socialistas cierran filas


CARLOS CARNICERO, ElPlural.com, 11/06/2010

El PSOE es un partido histórico, con un pasado sólido que sigue vivo. Cien años desde que Pablo Iglesias ocupó su escaño con un gobierno socialista es un maravilloso símbolo de vigencia. Y los socialistas viejos y los socialistas nuevos se han reunido para celebrar esa efeméride en un momento especialmente complicado.

Lo que diferencia al pensamiento democrático de izquierdas del pensamiento conservador es la capacidad para la autocrítica y una insatisfacción de sus militantes y sus votantes que en ocasiones parece insaciable; pero es una vacuna eficaz contra el cáncer de la autocomplacencia. Como en casi todos los aspectos de la vida, demasiada satisfacción, empacho con uno mismo, convoca al fracaso inevitable al que empuja el narcisismo.

Creo que es bueno decir esto hoy, porque al lado del grito a favor de la militancia tiene que haber otro que reclame exigencia y excelencia en los comportamientos de los líderes del partido. Para pedir apoyo hay que compartir la capacidad de decir, explicar las cosas con paciencia y utilizar la participación como vehículo de complicidad.

La doctrina radial, según la cual el líder irradia y los demás ejecutan, es un sucedáneo del estalinismo ejercido sin violencia. El verdadero líder pregunta, expone, escucha y comparte la elaboración de las decisiones: entonces tienen una fuerza casi imparable.


Atrás quedan los errores con la condición de que se pongan los mimbres para corregirlos. Y la imagen de Felipe González, Alfonso Guerra, José Antonio Alonso, José Bono y Eduardo Madina flanqueando al presidente de Gobierno y secretario general del Partido, es un póster con mucha fuerza y mucho futuro.

Es hora de reflexiones profundas, de discursos ideológicos y de búsqueda de caminos para salir de la crisis con una izquierda democrática reforzada, con ideas de futuro que no dependan del seguidísimo neoliberal y que encuentren caminos para que la política consiga imponerse en la conducción de la economía.


Carlos Carnicero es periodista y analista político

Blog de Carlos Carnicero: http://www.ccarnicero.com/

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