miércoles, 8 de septiembre de 2010

Guerra, el eslabón perdido

Guerra, el eslabón perdido

Por Carlos Carnicero
Publicado en ElPlural.com, 06/09/2010

En toda cadena genética de evolución existen eslabones perdidos que remontan a los orígenes: encontrarlos, valorarlos y obtener utilidad de ellos es un síntoma de inteligencia que permite mutaciones teniendo en cuenta los orígenes. Naturalmente es una forma retórica para indicar que no se pueden hacer saltos en el vacío para proseguir una cadena de mejora, sin tener en cuenta los cimientos que han hecho posible llegar hasta el estadio que hace vigente la existencia.

Todos los años, el mitin de la UGT de Rodiezmo (León) es el punto de partida del curso político para el PSOE y para la hermana organización sindical. En los años de la era Zapatero, era además la demostración de la unidad de acción y entendimiento con la organización sindical desde el Gobierno, hasta el punto en que hasta la ruptura de la política económica, se decía, a medio camino de la ironía y la realizad, que Cándido Méndez era en realidad el ministro económico de Zapatero. De eso no queda nada: este año José Luis Rodríguez Zapatero no ha podido acudir a una cita en la que sabía que había sido declarado persona non grata. 

Hay por medio una huelga general que es lo que siempre más ha temido el presidente del Gobierno. Los giros, supuestamente obligados por los mercados, en la política socioeconómica del Gobierno no han tenido siquiera matices o guiños socialdemócratas para indicar la transitoriedad de los cambios y el reparto de las cargas entre las distintas clases sociales. 

Este año ha sido Alfonso Guerra quien ha salvado los muebles del PSOE en la cita sindical. Con la habilidad que le caracteriza, ha centrado sus críticas en Mariano Rajoy y en el PP y ha mantenido las formas con unas decisiones políticas del Gobierno con las que seguro que no comulga pero a las que no podía desacreditar. 

La historia ha demostrado el error de partida de la elección de colaboradores directos del presidente del Gobierno: la supuesta exaltación de la juventud como un valor absoluto, independiente de la preparación de los protagonistas y de su capacidad para la evolución política, ha marcado una brecha, un cortafuegos en la larga y prolija historia del PSOE. 

La generación de Felipe González no tiene apenas supervivientes y los que hay lo son por su capacidad para flotar en todas las aguas –como es el caso de Alfredo Pérez Rubalcaba- o por una trayectoria apoyada en un poder territorial como la de Manuel Chaves.
 

La forma caprichosa y arbitraria en la que Zapatero se ha apoyado para buscar siempre subordinados que sean dúctiles ha tenido un final de camino en casi diez puntos de diferencia en intención de votos con el PP y en una perspectiva de perder el poder en la mayoría de las comunidades autónomas donde gobierna y en todas las capitales de provincia. Y desde luego con todos los pronósticos para salir de La Moncloa a pesar de la peste de corrupción que debiera inhabilitar al PP. 

El alma socialdemócrata del PSOE es lo que le hace diferente y atractivo para un centro izquierda que tiene que ser pilar fundamental de sus perspectivas electorales. Si esa esencia se pierde, como ha ocurrido, la travesía del desierto será larga y penosa. 

Este es un mensaje sutil no apto para incondicionales: para nada se trata de reivindicar que cualquier pasado, por el hecho de serlo, es mejor: la identidad de cualquier organización humana se consigue conciliando renovación y persistencia; de esa mixtificación nace una capacidad de adaptación a los tiempos, de conducción de los cambios y de ejecución de los relevos. Y la edad es un factor más pero no una manera de descartar a quien se siente como competencia por la propia inseguridad. 

No ha sido así en el PSOE, sin duda que hay gente joven de extraordinaria capacidad y otros muchos que todavía no dan la talla más que en su capacidad de obedecer. La lista de errores en la elección o designación de Zapatero e sustantiva. Este año, Alfonso Guerra ha actuado de bombero en Rodiezmo; pero no se trata sólo de apagar un fuego sino de una enorme repoblación forestal que permitirá al PSOE tener un futuro claro. Habrá que ver en futuras remodelaciones del Gobierno si la presencia de Guerra en Rodiezmo es una excepción o esa generación todavía puede echar una mano a este socialismo en decadencia. 

Carlos Carnicero es periodista y analista político 
Blog de Carlos Carnicero: http://www.ccarnicero.com

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