domingo, 8 de noviembre de 2009

Urbanismoficción, por Carlos F. Iracheta


Irónica descripción del cuento de la "vaca pepera" murciana. Como sugiere el mismo autor, la realidad supera ampliamente a la ficción. Y bien que lo sabemos por estos lares. Mientras tanto, los responsables de este nefasto desaguisado para la región murciana campan a sus anchas con sus coches de lujo por estas huertas esquilmadas, y repletas de carteles de "se vende".

¿Lástima? ¿Lástima por quién? ¿Por los especuladores? ¿Por los "nuevos ricos" de hace unos años? ¿O por todos nosotros? ¡Que les den!

Este es el artículo de Carlos F. Iracheta, en
laverdad.es

Urbanismoficción

(Esta historia no tendría que haber ocurrido nunca, pero desgraciadamente no sólo ocurrió sino que sigue ocurriendo)

CARLOS F. IRACHETA - 07.11.09

Érase una vez un país bajito y con bigote que hondamente preocupado por lo caros que estaban los solares y los pisos, decidió que todo el monte fuera orégano y se pudiera urbanizar y construir a toda costa, menos en el istmo ecologista, por eso de que luego no se les encadenaran y se fueran con el chivatazo al gran hermano europeo y este les tirara de las orejas y aunque se tuviera un Oreja en Europa eso no les iba a servir de nada.

Para la consecución de tan entrañable fin, que no era otro que muchos solares y pisos más baratos, se promulgaron leyes ad-hoc en el choricero convencimiento de que el exceso de oferta abarataría la demanda.

Pero no fue así, alguien que será elevado a los altares de la estulticia, se equivocó como un pichón, que no como una paloma. Los solares se pusieron por las nubes gracias a la acaparación y el oligopolio de unos (botín seguro) y a la especulación de otros. A los pisos les sucedió otro tanto, pese a que se dijo que se alicataban mas pisos que los aliados y el eje juntos, eso sí, de lujo y a precios astronómicos que no de los sociales ¡para qué! si se los quitaban de las manos.

Y todo ello con la más que interesada contribución de los prestamistas que acumulaban más y más hipotecas basura que revendían en el mercado globalizado de la especulación financiera, el invento de los neocom y neoliberales, los del libre mercado, los que dicen que el mercado lo regula todo, todo menos préstamos que eso lo tiene que garantizar papa Gobierno.

Como no podía ser de otra forma, el globo, que no la burbuja, se infló e infló hasta que como todo el mundo sabe, menos los del bigote, explotó. Explotó y se llevó por delante a inversores pequeños y grandes especuladores, compradores, ahorradores y prestamistas del tres al cuarto, sí los que daban euros a cien pesetas, además de los daños colaterales a oficios e industrias afines.
También hubo algunos que se forraron, entre ellos los vendedores de solares, pero por eso de que en el pecado está la penitencia o lo de San Martín, las ganancias en blanco y negro fueron a parar a la mano que mece la cuna, al mercedes y a la compra de pisos al mismo promotor. Se quedaron sin fe y sin honra, o sea sin solar y sin pisos, como el caso de los propietarios del zerrichar y afamados enrejados entre otros. Hoy vagan como alma en pena.

En este dislate colectivo no se quedaron atrás los alguacilillos locales, sobre todo los de panochilandia, una horda de expertos urbanísticos, que ahora desfilan por los tribunales de justicia, les invadió y les enseñó cómo forrarse en beneficio propio, colectivo o en ambos. El urbanismo había muerto y lo que se llevaba era el enjuague, digo, el convenio urbanístico, una cosa que se negocia en un buen restorán, entre el alguacilillo, el dueño (no siempre) o interesado y el listillo experto o intermediario que se las llevaba pero que muy bien.

La cosa era tan fácil que hasta un alguacilillo de pueblo lo podía hacer, cuanto más ignorancia mejor, tan simple como eso de que yo te reclasifico para que levantes tropecientos pisos y tu pagas tanto a las arcas municipales en cómodos plazos y si de paso queda algo suelto por ahí, pues me lo ingresas en las Islas Caimán (aunque no siempre fue así, claro está). El milagro de los panes y los peces se hizo carne y los alguacilillos daban por resuelta la financiación de su ínsula barataria. Pues no, no ha sido así y las ínsulas baratarias están al borde de la ruina, a más convenios más ruina. Se vendió la piel del oso antes de cazarlo.

¿Y la ley, qué ley amparaba todo este tejemaneje? Naturalmente la ley de solares de panochilandia que dejaba chica a la del bigote y que entre el panochari mayor y sus mariachis se encargaron de desperfollar (nunca mejor dicho) la panocha, para que todo valiera y de paso que le fueran dando por el cabocope a los ecologistas y a Bruxelas. Y en eso estamos, aunque todo esto -claro- es ficción.

2 comentarios:

El anónimo dijo...

"Como no podía ser de otra forma, el globo, que no la burbuja, se infló e infló hasta que como todo el mundo sabe, menos los del bigote, explotó."

¿Los del bigote? Ah, claro, que es un cuento. Es que yo me conocía otro cuento parecido, pero para cuando explotó el globo los del bigote hacía ya mucho que no estaban y los que llevaban varios años en el gobierno del país bajito eran los del puño y la rosa. Y bien contentos estaban con el globito, que nunca fue tan gordo y lustroso como con ellos, y cómo les gustaba sacar pecho de los empleos que se creaban y del dinero que se movía y se montaban sus propios cuentos de Champions League y el pleno empleo y tal y tal...

Yo me sé otro cuento: Un país era tirado por una locomotora llamada Ladrillo, manejada por un maquinista bigotudo. La locomotora funcionaba de maravilla pero, un buen día, los viajeros decidieron despedir al maquinista bigotudo y pusieron en su lugar a un maquinista cejitas. El nuevo operario estaba tan contento de lo bien que funcionaba la máquina que había heredado bien afinada y engrasada que presumía de ser el mejor maquinista del mundo mundial, y así se tiró cuatro años como si las cosas fueran eternas, sin hacerle una mala revisión, ni un engrase, ni una puesta a punto, ni nada... Hasta que la máquina ya no pudo más, reventó y dejó al país tirado en las vías. Y cuando los viajeros fueron a que el maquinista les explicara el desastre, éste les dijo que la culpa de todo la tenía el maquinista bigotudo que llevaba más de un lustro despedido, que tenía la locomotora hecha un desastre y con el colesterol por las nubes.

Y colorín, colorado... en esas estamos.

José Segura Sola dijo...

Hola. Pues como siempre, te concedo parte de razón en tu comentario. La tienes, pero no toda.
¿Cómo que no se intentó hacer nada para "hacerle la revisión a la máquina"? Tan sólo te recuerdo el fallido Plan de Vivienda. Fallido, porque como bien sabes en esa Legislatura de la Crispación, NADA, absolutamente nada de concesiones al Gobierno de España, presidido por José Luís Rodríguez Zapatero. Faltaría más.

En mi opinión se tendría que haber sido más rotundo -o radical como prefieras- en el viraje hacia un nuevo modelo, pero el clima de crispación fomentado desde los de tu lado hacía imposible cualquier pacto en ese sentido. En eso, y a fecha de hoy, estarás de acuerdo, supongo. Ya que, a la vista está que revisiones y engrases -más que importantes- imprescindibles, habría que haberle hecho a la "locomotora" del bigotudo (el bigotes, es otro). Esa locomotora, como reconoces, no era ni eterna, ni "de maravilla" aunque aquí en Murcilandia se siga adorando cual becerro de oro.

Pero, es verdad, aún se crecía bastante. Pero hipotecando el futuro inmediato. Y no sólo el futuro lejano, como a la postre se ha visto. A la vista está que hasta los que en esos tiempos se "creían ricos", se creían “eternamente” ricos.
Pero es que, además, se crecía y no se repartía de forma justa (justa desde un punto de vista socialista o progresista, claro). Por eso, en esa época aún de bonanza y de crecimiento, se decidió repartir mejor lo que se estaba creciendo y ganando. Pero, las políticas sociales que se plantearon desde el gobierno central fueron sistemáticamente boicoteadas por el PP en donde gobernaba. Por ejemplo, la Ley de Dependencia.

En fin, no me enrollo más. Total está claro que yo voy a escribir en un idioma, y tú vas a leer en otro. Por eso, te propongo algunas preguntas.

Me parece deducir de tus palabras que ahora sí aceptarías que habría que haber buscado un nuevo modelo económico. Sin hurgar en la herida de que ergo no sería tan perfecto como algunos se creían o pretendían:
¿Crees que el actual Gobierno de España contará con el apoyo de los tuyos para diseñar ese nuevo modelo tan necesario? O harán como con el Terrorismo, la lucha contra la corrupción, el secuestro del Alacrana,...
Y, la pregunta de siempre: ¿Para cuándo un partido de derechas que apoye al gobierno en los aspectos de Interés General desde la oposición? ¿O, el interés general seguirá siendo para algunos ver el fútbol en abierto?

Abrazos.

PD.: Sobre lo de no reconocer la crisis y preveer millones de empleos. Te propongo: tablas. Ya está bien de tonterías y mentiras. Te vuelvo a poner este enlace del diario ELMundo, sobre lo que decía el mismísimo Rajoy a un mes de las elecciones generales de hace año y medio. http://www.elmundo.es/elmundo/2008/01/27/espana/1201438645.html