domingo, 4 de octubre de 2009

A veces los estrategas parecen tontos, por Manolo Saco


A veces los estrategas parecen tontos
Desde el Blog "Fuego Amigo", de Manolo Saco

Entre los dos partidos de gobierno, los gabinetes de la simplificación de las imágenes de cada uno de ellos están elaborando sólo dos visiones antagónicas, o quizá complementarias. Tan sólo una cada uno, pues varios mensajes simultáneos meten demasiado ruido, y la población necesita preguntas fáciles para hacer la digestión política, como por ejemplo: ¿a quién quieres más, a papá o a mamá? La izquierda se ha agarrado al hueso de la Gürtel y la posible financiación ilegal de todo un partido, para dibujar el retrato robot de que la alternativa al PSOE es la corrupción genética y vocacional del PP.

La derecha hace tiempo que saborea el hueso de la crisis económica, y un paro que se acerca a lo insoportable, para presentar al gobierno y al partido que lo sustenta como unos perfectos inútiles.Es el viejo dilema de qué es más provechoso para gobernar la cosa pública: un ladrón buen gestor o un tonto honesto. La batalla de imagen para robarse votos los unos a los otros se libra en el intento de convertir al ladrón en honesto y al tonto en buen gestor. Esa es la estrategia básica de ambos partidos.

El PSOE, después de que el FMI haya hecho el parte del final de la crisis, excepto para España, necesita tiempo para demostrar que era posible salir del embrollo, ya sea porque la medicina llega de Europa, ya sea porque la vacuna del gobierno era la adecuada. No importa, el caso es que tiene tiempo de sobra, más de dos años hasta las próximas elecciones generales.

El PP cuenta en cambio con un milagroso programa económico oculto para salir de la crisis, pero le falta tiempo, y los días se le amontonan según se van conociendo más detalles de la trama de corrupción.

Por eso quizá os haya parecido una chulería o un despropósito que Camps haya pedido ayer la dimisión urgente de Zapatero, y no la de los presuntos corruptos y corruptores del PP. Creedme, no es necedad, no se ha vuelto loco, no nos quiere tomar el pelo: es estrategia de la buena, porque el tiempo se les echa encima.

Y los jueces también.

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