domingo, 5 de octubre de 2008

La renovación en un partido político no es sólo cuestión de juventud

La renovación en un partido político no es sólo cuestión de juventud, de edad. Es mucho más que una cara joven. En nuestro caso debe ir, además, ligado a una recuperación de las convicciones, de la ideología, del compromiso social con los más desfavorecidos y, por supuesto, a una forma diferente de hacer las cosas.

No es posible un proceso de cambio si no hay modificaciones sustanciales. Éstas no sólo deben ser los posibles cambios de (algunas) personas (con la importancia que también tiene, claro). Debe haber cambios en la filosofía que impregne el proyecto que se pretende llevar a cabo; cambios en los métodos de actuación con que se diseñe y lleve a cabo el propio proceso; y, por supuesto, cambios en las propias actuaciones y los medios con que se lleven a cabo.

Una sensación de aire fresco. El proceso de cambio debe ir ligado, en el amplio sentido del término, a una sensación de aire fresco, de alternativa. De que se quiere un futuro mejor para todos, no sólo para los de siempre (y sus aliados). Un lobo con piel de cordero, no es un cordero. Es decir, no por poner jóvenes en una nueva candidatura, esa candidatura es de renovación. Ya hemos tenido ejemplos de ello.

La renovación como estandarte. Para que haya verdadera renovación, ésta debe estar implantada en todo el proceso, y en todas las personas que lo van a llevar a cabo. Sobre todo de quien tenga el poder de decisión final. ¿De qué sirve estar en los órganos de decisión si luego no se les va a escuchar?. La renovación va ligada a la convicción en los cambios, y al compromiso con la ideología. Si no, se tratará de un fiasco.

El joven y renovador José Luís Rodríguez Zapatero. El pasado jueves 2 de octubre, Fernando Berlín, director de http://www.radiocable.com/ recuperaba una entrevista a José Luís Rodríguez Zapatero. La entrevista fue realizada por Feliciano Fidalgo, en El País, y fechada el 16 de septiembre de 1986, ¡hace 22 años! Por aquella época Zapatero era el Diputado Nacional más joven de España. Sus intensas convicciones socialistas y de renovación estaban ya presentes. La entrevista es la siguiente:

José Luis Rodríguez Zapatero. El diputado más joven de España
FELICIANO FIDALGO - Madrid – diario El país - 16/09/1986

Podía haber postulado a play boy, que especificidades aparentes al menos no le faltan; pero José Luis Rodríguez Zapatero es socialista a tumba abierta, y con sus 26 años de estreno, es el más joven diputado español, electo por León; bebe en las máximas de los estoicos y en Borges preferentemente, y al inicio del curso político tiene conciencia de "lo difícil que es aportar algo nuevo al Parlamento por lo que limita el aparato del partido". Pero añade: "Mi mensaje en el hemiciclo será: este país es joven, y la política está despegada de la realidad".

No duda que él y otros chavales como él, 11 años después de la muerte de la dictadura, son el fermento de la segunda generación parlamentaria democrática ¿Quién es esta especie de Buitre/ Butragueño del Congreso (perdón por los 1,80 metros sobrados que mide de arriba abajo) que nació en Valladolid de pasada, que ha militado a lo loco en el PSOE desde los 18 años y que a los 22 ya era profesor de Derecho Político en la universidad de León? A este mozo cazurro, en cuanto abre la boca, le urge explicar sus raíces socialistas: su abuelo, capitán de infantería, con pensamientos socialistas, fue fusilado; "esto fue lo que me inclinó, además de la racionalización de la injusticia en la sociedad capitalista". El militante fiel, que valora el proyecto político moderado que encarna Felipe González como "extraordinariamente inteligente para España", ha escalado los peldaños de mando uno a uno hasta agarrar un puesto en la ejecutiva provincial.

Habla y habla de la renovación del partido: "El PSOE debe concebir el poder público de otra manera, con más honestidad y más cerca de lo ciudadanos; ser mayoría dos veces no puede hacernos olvidar que este país es muy injusto y que necesita la cultura de izquierda". Rodríguez Zapatero ve un riesgo en el político profesional: "La profesionalización obstaculiza la renovación necesaria y conduce al conservadurismo de izquierda; el PSOE corre ese riesgo por exceso de profesionalización". Opina que la transición está terminando y el "PSOE tendrá que elaborar un proyecto político diferente, más audaz, para construir una nueva izquierda con sectores más dinámicos como los ecologistas, los jóvenes, etcétera".

No todos los chavales y chavalas de León, compañeros o alumnos del diputado recién nacido, le agasajan. "En este país", dice, "se intenta destruir antes de triunfar; yo me siento a gusto entre los jóvenes y donde menos recelos y envidias noto es entre la gente humilde"; en cualquier caso, "las chicas son más audaces" al felicitar, o tal o cual, al niño/diputado. Rodríguez Zapatero lee todos los días los dos diarios de León y tres madrileños, pero confiesa que aún no tiene tiempo para ojear alguno extranjero; habla francés y ha iniciado muchas veces el aprendizaje del inglés, "una asignatura pendiente". Afirma rotundo que de ninguna manera habría que cambiar de nombre a su partido socialista: "Hay que afirmar más el socialismo, nos conformamos con muy poco; hoy el socialismo es lo que ha sido siempre, es decir, un proceso de cara a la justicia, a la libertad, a la igualdad".

Este socialista a pies juntillas se declara "patriota, por supuesto" y tiene "dificultades para comprender algunos nacionalismos". ¿Y el partido no tendría que independizarse absolutamente del Gobierno en cuanto coloca a uno de los suyos en el poder? "El partido es el único instrumento serio, homogéneo; para mí, sentimentalmente, es mi segundo amor". ¿Cuál es el primer amor? "Sonsoles, mi novia".

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