Tras el rechazo europeo a las 65 horas, Zapatero advierte a los que piden recortes salariales de que "no llamen" a su puerta. La iniciaiva había sido de los laboristas británicos. El Primer Ministro británico, Gordon Brown, sale tocado de este rechazo.
Consecuencias: España, puede no asistir a la Cumbre del G20, en Londres, dentro de unos meses. Tiempo al tiempo. Ya veremos lo que da de sí este revés británico. Mucho me temo que habrá que trabajar mucho más que para acudir a Washington. Puede que algunos "patriotas de bandera y descabello" empiecen a frotarse de nuevo las manos. El proceso hasta la votación en el Europarlamento lo detalla, en un interesante articulo, el periodista Jorge Valero, corresponsal en Bruselas de Gaceta.es. Éste es el artículo:
La jornada laboral de 65 horas, rechazada por la Eurocámara
Londres, que lanzó la ofensiva, permitió a Zapatero organizar la cumbre de Barcelona de 2005 si daba un toque de atención al eurodiputado responsable,
Jorge Valero. Bruselas. En una guerra de desgaste se deben conocer las debilidades del rival para conquistar trinchera a trinchera. Esta ha sido la técnica del Reino Unido para, tras 15 años de lucha, conseguir romper su aislacionismo y ganarse el apoyo de los Estados miembros en la directiva de las 65 horas. Pero el enemigo estaba bajo otro techo, y el Parlamento Europeo tumbó ayer sus esfuerzos en un voto crucial y muy ajustado.
España no era una pieza más entre los Veintisiete, sino la llave para terminar con la quinta columna. Porque el diputado responsable de organizar la batalla desde la Eurocámara era un español y además de los mismos colores que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Por esta razón, Londres ofreció a Madrid un caramelo muy goloso y deseado desde Moncloa: llevar de nuevo a la Ciudad Condal la celebración de la cumbre para conmemorar los 10 años del Proceso de Barcelona, a cambio de que se rebajara la intensidad de la movilización que estaba llevando a cabo desde Bruselas Alejandro Cercas.
Según fuentes conocedoras del proceso, Tony Blair, que entonces ostentaba la Presidencia de la UE, ofreció al jefe del Ejecutivo español la celebración de esta cumbre Euromediterránea en 2005 a condición de que “se bajara el listón” de la intensa lucha desarrollada por el diputado, que meses antes de la celebración de esta cita, en mayo de 2005, había conseguido que la cámara rechazara las tesis británicas en su primer paso por el pleno de la directiva.
Según estas mismas fuentes, el diputado recibió una llamada de Moncloa, pero no se le solicitó que desistiera de su empeño y se le dejó libertad de movimientos, ya que lo más importante era escenificar y hacer saber a los británicos que la llamada se había hecho.Ofensiva finalEste ha sido sólo un capítulo, de una larga partida de 15 años, que Gordon Brown intentó dejar en jaque mate durante las últimas semanas con la movilización de medio centenar de diplomáticos por las capitales europeas y llamadas a sus eurodiputados nacionales para recordarles que en juego estaba la cláusula opt out, que permite a los trabajadores de su país romper el límite de la semana laboral de las 48 horas.
“España se pudo levantar un 2 de mayo y un 3 de mayo. Pero el Reino Unido tiene un 2 de mayo, 3 de mayo y otros 363 más”, afirma una fuente parlamentaria. La tenacidad con la que Londres ha luchado por extender el límite hasta las 65 horas ha pasado de manos conservadoras a laboristas. Y esta continuidad ha sido el secreto para ir deshaciendo, una a una, las grandes resistencias que aguaban sus deseos en el Consejo. La última de ellas la de Francia, que una vez superada dejaba vía libre para, en un triple salto mortal, no sólo salvar su situación de excepcionalidad sino extenderla de manera permanente a todo el territorio comunitario. Como en un meditado cambio de cromos, los británicos cedieron en la directiva de las empresas de trabajo temporal, sensible para ellos, con la que se extienden los derechos de los de los trabajadores fijos también a aquellos contratados de manera temporal, a cambio del apoyo francés en las 65 horas.
Para entonces ya había ganado la robusta ayuda de los alemanes con la directiva de las opa. Sin embargo, el grueso de la tropa llegó del Este, con la incorporación de los diez nuevos Estados miembros en 2004, poco amigos de una excesiva regulación comunitaria que pudiera terminar con sus ventajas competitivas para atraer empresas.
Actualmente se calcula que 2,3 millones de trabajadores en las islas superan la jornada de 48 horas. Sin embargo, según señaló Cercas a LA GACETA, la protección de estos puestos es secundaria: “Lo que realmente subyace es una batalla entre los que, como los británicos, ven una Europa sólo como mercado y los que creen que debe ser además una Europa social”, cuyos pilares mantuvo firmes ayer el Parlamento Europeo.
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2 comentarios:
¿Sólo 65? Qué sarcásticos. Por pedir que no quede.
En realidad el partido laboral de inglaterra es un socialismo mayoritario por utilizar usar el empleo como arma prioritaria al fin y al cabo el empleo es una prolongacion humana puede ser humanitario social del desarrollo o planetario cientifico o del mismo medio de formacion ocupacion continuacion contiunidad un factor más
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