martes, 18 de noviembre de 2008

"¿Bicis? ¡Sí, gracias!", por Jaime Despree

LorcaBiciudad. Ayer lunes recibí un correo de la asociación LorcaBiciudad. Una entidad que en poco tiempo, y con no pocos inconvenientes está haciendo que la gente hable, comente y debata sobre una nueva forma de deambular por nuestra ciudad. La mayoría de sus impulsores son gente emprendedora, y por supuesto entusiasta. Por mi parte, comparto sus mismos ideales y principios. Podemos diferir en algun aspecto concreto, pero nada significativo. No es la primera vez que me refiero a ellos, ni en este blog, ni en otros foros.

En la vanguardia. LorcaBiciudad, es una asociación que está a la vanguardia de las reivindicaciones sociales. Lo que plantean es rupturista. Una nueva forma de ver y de disfrutar la ciudad. Son una de las entidades lorquinas que están a la vanguardia respecto a una visión de un futuro que muchos no alcanzan a ver o a aceptar aún. Pero que no muy tarde, asimilarán.

Berlín.
En el correo que he recibido de ellos, iban algunos enlaces sobre artículos de opinión sobre el tema de la movilidad sostenible en general, y de la bicicleta en particular. Ha habido uno que me ha gustado mucho leerlo. Es un artículo publicado recientemente en el diario "LaVanguardia", por Jaime Despree, periodista que lleva viviendo cuatro años aproximadamente en Berlín. El inicio de su artículo lo copio a continuación. Os recomiendo leerlo entero. Espero que os guste tanto como a mí.

"¿Bicis? ¡Sí, gracias!", por Jaime Despree.
En Berlin, la cultura de la bici va más allá de lo práctico o ahorrativo; es un desafío al irracional uso del automóvil


Llegué a esta amable ciudad, allá por el 2004, en mi propio coche. Hasta entonces creía que entré él yo mediaba algo más que una simple utilidad. Como era rojo, potente y de marca, creía estar enamorado de él. Lo aparqué en un determinado lugar para que pudiera verlo desde mi balcón, y cada mañana al contemplarlo me decía a mí mismo que era la persona más afortunada del mundo por poseer semejante automóvil.

Pero pasaron los meses y salvo mi rutinaria y emotiva contemplación matinal no le encontré utilidad alguna, por lo que empecé a sospechar que algo había cambiado en nuestra relación amorosa, pues en España me parecía imposible que pudiera vivir sin él, y ahora incluso más de una mañana me olvidaba del rutinario vistazo.

Lo que había sucedido es que tuve la ocurrencia de comprarme una bicicleta para dar, de vez en cuando, un paseo por el parque y estar en forma. Casi ni me acordaba ya de cómo se montaba en bici, y al principio di más de un traspiés y a punto estuve de caerme de cabeza al río. Luego se me ocurrió ir a comprar el agua con la bici, por el peso. Después, total estaba cerca, extender mis aventuras ciclistas dominicales hasta el Tiergarten. Ya más seguro y confiado un buen día me atreví a ir hasta el Cervantes, a más de 3 kilómetros de distancia, y por último, un domingo llegué hasta la capital de Brandemburgo, Postdam. ¡Nada menos que 15 kilómetros! Así comenzó mi desamor con mi pobre automóvil. (leerlo completo)

JAIME DESPREE. Es periodista, que reside en Berlín. Este es su Blog: http://despree.blogspot.com

1 comentario:

supersalvajuan dijo...

con la nieve que cae, y los ves pedaleando. A sí se levanta un país. Plato grande y piñón pequeño. Y punto.